Murcia

Tecnología y exhibición por Idoia Arbillaga

La Razón
La RazónLa Razón

He vivido toda mi infancia y mi adolescencia sin teléfono móvil, sin internet, sin redes wifi, sin Facebook ni mail ni Twitter ni wassap… Así pues –como persona que ha vivido media vida con máquina de escribir y media con ordenador-, puedo observar objetivamente los cambios que estas tecnologías han generado en la sociedad, y he podido dilucidar una pérdida del sentido del pudor y la discreción un tanto bochornosa. De forma habitual me sorprende ver cómo conocidos y amigos colocan las fotos de sus hijos pequeños en Facebook, y ni siquiera están muy al tanto de la difusión de dichas fotos. O fotos de ellos borrachos, descompuestos, en bañador... Del mismo modo, la gente relata sus intimidades amorosas en Twitter, sus rupturas, broncas, reconciliaciones, hace públicas sus declaraciones de amor. Algunos personajes populares han brindado un patético ejemplo de ello. La gente se agrega al twitter del famosillo cutre de turno, lo sigue, y cree establecer un mágico vínculo con una persona que, en muchas ocasiones, los ningunea con indiferencia (si es que es el famoso y no un contratado que le lleva las redes sociales, lo que es habitual). Mi reciente descubrimiento del wassap me deja perpleja. Resulta que uno borra teléfonos de personas que ya no trata, los borra del móvil, pero permanecen en la tarjeta y ¡Zas…! Cuando en tu Smartphone nuevo te conectas al wassap por primera vez, ahí están todos, acechando, con sus fotos, sus estados con información personal, sus caras... El pasado vuelve… Y piensas… ¿También ellos tendrán mi teléfono aún en su móvil? ¿Verán mi foto y mi estado? Qué lujuriosa indiscreción el de este nuevo mundo tan tecnológico… Y qué vértigo.