Almería
Messi ya es centenario
Lionel Messi está tocado por la varita del gol y sigue imparable en su faceta rematadora. Al número uno del mundo, con permiso de Cristiano Ronaldo y el madridismo militante, todo le sale a pedir de boca y con los goles que consiguió en Almería se ha convertido en centenario. Desde que debutó un 16 de octubre de 2004 de la mano de Fran Rijkaard su progesión ha sido abismal.
El primero año un imberbe Messi tuvo que conformarse con hacer un gol en los pocos ratos que jugó durante los siete partidos en los que vistió la camiseta azulgrana. Era lógico, en el Barcelona no querían forzar a su futura estrella y el argentino iba dando los pasos adecuados para un jugador llamado a ser estrella.
Su segunda temporada ya fue mejor, aunque la titularidad todavía no era patrimonio exclusivo. Marcó seis goles en 17 encuentros y ya comenzaba a demostrar sus dotes delante de los porteros rivales. En su tercer curso como blaugrana de pleno derecho ya se comenzaba a atisbar que estábamos ante una estrella mundial. Hizo catorce tantos en 26 partidos, demostró su calidad, sus regates ya fueron endiablados y cuando encaraba la portería rival el peligro era inmediato.
En la temporada siguiente tuvo problemas físicos, no fue tan certero ante el gol y los 10 tantos en 28 jornadas crearon algunas dudas se habló mucho y se recordó todo lo concerniente a su crecimiento. Pero, pronto, unos meses más tarde, comenzaron a despejarse las dudas porque el mejor Messi iba a llegar, a convertirse en el rey del fútbol y a ser un goleador reconocido en todos los rincones futbolísticos.
Dos temporadas espléndidas, para la consagración de Messi. Veintitrés goles en 31 encuentros (2008-09) y 34 tantos en la última campaña en la que disputó 35 partidos (casi a gol por choque), después de una excepcional temporada en dura competencia con Cristiano Ronaldo.
Y en el curso actual, aunque comenzó flojo, en cuanto le ha respondido el físico ha aparecido el mejor Messi. Ayer, lo corroboró con tres tantos. Y parece que la racha no va a parar. Guardiola hizo tres cambios y el argentino se mantuvo en el césped hasta el final. Y eso que venía de jugar con la selección, con la que había hecho el tanto que tumbó a Brasil.
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