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Sant Joan de Déu logra el primer embarazo de una mujer sin ovarios

Primer embarazo de una mujer sin ovarios
Primer embarazo de una mujer sin ovarioslarazon

BARCELONA– Tiene 31 años y se ha quedado embarazada. Está sólo de tres semanas, no conoce ni siquiera el sexo de su bebé, pero si todo va bien el próximo mes de agosto será madre por primera vez. Todo transcurre con normalidad, aunque, a decir verdad, esta gestación no es para nada normal ya que la joven, que quiere preservar el anonimato, no tiene ovarios desde que a sus 20 años tuvieran que extirpárselos en su totalidad. Se trata del primer embarazado en el mundo de estas características y ha sido posible gracias al trabajo del Hospital Sant Joan de Déu, del Banc de Sang i Teixits y del centro de reproducción asistida de la clínica Sagrada Familia.

Cuando tenía 20 años, la futura mamá acudió al Hospital Sant Joan de Déu aquejada de un fuerte dolor abdominal. Las pruebas hallaron un tumor benigno en el ovario izquierdo de 15 por 10 centímetros que obligó a extirpar por completo el órgano. Dos meses después, en una revisión rutinaria postoperatoria, los médicos detectaron otro tumor, pero en el ovario derecho y de 3 por 2 centímetros. Su localización hizo insalvable el ovario, pero un pequeña parte se conservaba sana, lo que motivó al equipo médico a proponer su congelación para su posible utilización en un futuro.

Y ese futuro llegó. Concretamente, el pasado mes de marzo, cuando la joven acudió al doctor Justo Callejo, jefe clínico del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Sant Joan de Déu, porque quería tratar de ser madre. Comenzó así el proceso para el implante del tejido sano y criopreservado por el Banc de Sang i Teixits durante diez años.

En junio se llevó a cabo la intervención por vía laparoscópica. A la paciente se le practicaron dos pequeños ojales en el ligamento del útero, a un lado y otro de la pared uterina. A estos reservorios se transfirió el tejido ovárico al que se le incorporaron factores de crecimiento de la propia paciente. Algo novedoso en esta técnica también pionera –hasta ahora las pacientes que ha necesitado un trasplante ovárico conservaban parte de sus ovarios–, aunque lógico. Estos factores facilitan y potencian la creación de venas y arterias, por lo que el equipo médico de Callejo decidió añadirlos al injerto para que mejorarse su viabilidad. Y así fue como al cabo de tres meses, la mujer presentó actividad ovárica, y, al mes, tuvo su primera menstruación espontánea después de diez años. Se le extrajeron, entonces, dos ovocitos que se fecundaron in vitro. Uno de los embriones, el único viable, se transfirió finalmente al útero de la paciente.
El embarazo se confirmó a principios de este mes. Los médicos desconocen si la joven mantendrá su actividad ovárica después de ser madre. De ser así, «le instaremos a que vuelva a quedarse embarazada lo antes posible», afirmó, feliz y orgulloso, Callejo.
Este nuevo hito clínico abre así la puerta a que mujeres que a causa del tratamiento contra un cáncer pierden su función genital puedan ser madres.