Sevilla
Atleti-Sevilla la Copa
Sé desde siempre por qué
Somos de los que confiamos en el esfuerzo, en remontar. El camino más corto no es el nuestro. Somos de Gárate. Nada más. Y nada menos.
Cuando los creativos de la Sra. Rushmore imaginaron aquella campaña en la que un niño le preguntaba a su padre por qué eran del Atleti, le dieron el argumento perfecto a los que no son del Atleti. La broma se alarga ya demasiado y siempre parte de aficionados de otros equipos, porque los del mío jamás han tenido, hemos tenido, duda alguna. Los del mío integran una afición que, posiblemente, no sea la mejor del mundo. Somos demasiado pacientes, demasiado sumisos ante la realidad del club, dirigido por unos señores para los que la historia rojiblanca comienza en el gilismo, que han olvidado a nuestros padres, a nuestros abuelos, que se han saltado leyes escritas y normas no escritas. Todo ello es digerible por esta grada, que ha rebajado sus exigencias a la mínima expresión. Tampoco este equipo es el más laureado. Cuando eran nuestros mayores los que enseñaban el abono, el palmarés estaba repleto, sobre todo, de dignidad. Ahora, la especie más común en la plantilla es el paquete pasado de kilos y de caradura, que se ha colado en el vestuario sin tener ni idea de lo mal que se pasa viendo tanta falta de respeto. Y a pesar de todo eso, somos del Atleti. Y no podríamos ser de otro equipo. Somos de esos a los que no nos vale ganar de cualquier manera, somos de los que creemos que nos costaría mucho trabajo poner de ejemplo a Cristiano Ronaldo para enseñarles a nuestros hijos cuál debe ser su actitud en la vida; somos de los que confiamos en el esfuerzo, en remontar, en que el camino más corto no es el nuestro. Somos de Gárate. Nada más. Y nada menos.
María José NAVARRO
Cerrar un círculo
En la última final de Copa que jugó (y ganó) el Sevilla, Puerta fue titular junto a seis jugadores que serán titulares el miércoles. Suyo será el 1-0.
Como uno no es gracioso, que la gracia es patrimonio de Cádiz, sino sevillano de los de comentario hiriente, cortijo con caballos, toneladas de fanfarronería y mala baba (ejemplo de sevillanía, vamos, como dice el himno del Arrebato), había pensado titular este artículo así: «El doblete se va al garete»; o si no, hacer mío el comentario de un ilustre paisano, bético por más señas, que describió la copa que le dieron al Sevilla por ganarle a los amiguetes del «Mídelbruj» (que eran casi tan malos como los picapedreros del «Fuljan») como un «paragüero de Ikea». Pero me dije, ¿por qué ser faltón con mi dilecta vecina y con los muchos colchoneros que hay en la redacción de Madrid antes del partido si a partir del jueves van a querer meterse bajo tierra con sólo escucharme decir Camp Nou?El Sevilla va a ganar esta Copa porque tiene que escribir el epílogo de ese círculo virtuoso que empezó el jueves de Feria de 2006 y se cerró a finales de agosto de 2007. Dieciséis meses de gloria que se abrieron con el gol de Puerta al Schalke, que lo clasificaba para su primera final en cuatro décadas, y se cerraron, cinco títulos después, con el fallecimiento del héroe. El pesar por su ausencia ha provocado la paulatina decadencia del equipo, pero, hace unas semanas, Antonio volvió para quedarse. Una estatua suya preside desde el 27 de abril la ciudad deportiva sevillista. ¿Cómo iban a ganar nada sus compañeros sin estar él presente? En la última final de Copa que jugó (y ganó) el Sevilla, Puerta fue titular junto a seis jugadores que el miércoles formarán en el once de Álvarez. Suyo será el 1-0.
Lucas HAURIE
✕
Accede a tu cuenta para comentar