Libros

Libros

De generación en generación

Padres e hijos, abuelos y nietos, analizan para LA RAZÓN cómo han cambiado las inquietudes de los jóvenes en nuestro país

Ana Mato y Sol; Irene Villa y María Jesús; y Miguel de la Quadra-Salcedo y Alvar
Ana Mato y Sol; Irene Villa y María Jesús; y Miguel de la Quadra-Salcedo y Alvarlarazon

Madrid- Que si los jóvenes lo tienen mucho mejor ahora que antes, que si se quejan de vicio, que si esperan que les lluevan las oportunidades... Podríamos llenar una página entera con ideas preconcebidas. Pero preferimos que sean los propios jóvenes y sus familias los que opinen: ¿cómo ven las nuevas generaciones a las anteriores y viceversa? Padres, hijos y nietos de reconocidas personalidades se lo han contado a LA RAZÓN. Y quizá, la brecha no es tan insalvable como podría parecer.
Rompamos el hielo: ¿quién lo tuvo más difícil? «Tenemos más oportunidades para estudiar que vosotros, pero porque vivimos en casa de nuestros padres. En tu época salíais "zumbando"...», le dice Irene a su madre. «A ver, yo vivía en una casa con dos habitaciones. O salía "zumbando"o mis padres se volvían locos», responde María Jesús. La comunión de Irene Villa con su madre, María Jesús González, es total. «Me quita ropa y yo le robo pendientes. A veces se los pierdo, otras se los devuelvo...», dice la periodista, de 32 años. Pero eso no quita que su madre sea crítica. Con la generación actual y la suya propia. «Los padres tenemos la culpa de que sean tan materialistas», comenta. Irene le da la razón: «Mis padres jamás me han facilitado perderles el respeto. Si mi madre me pegó alguna vez un grito, fue justo. El hecho de no tener límites hace infelices a las personas». Al final, ha habido una simbiosis entre ambas. «De mi madre he aprendido a sonreír ante cualquier situación. Me ha aportado luz y energía positiva», dice Irene. «Tiene mucha energía y tesón. Y es demasiado responsable: nunca le gusta lo que hace», asegura María Jesús.
Vivir comprometidos
Irene cree que «habría estado contenta en cualquier generación que hubiera nacido». Pero hay algo que le entristece de la actual: «Hay una falta de valores. He estado en un internado dando clases de valores y alucinaba con las niñas: el perdón para ellas era algo inconcebible. Es una sociedad más del rencor, en la que no importa nada abortar... Es vivir mirando a tu ombligo en lugar de vivir comprometido». Porque si algo envidia Irene de la generación de su madre es el respeto a la familia y a los mayores. «Antes estudiábamos urbanidad y ya no», dice María Jesús. «¡Educación para la Ciudadanía, mamá!», le interrumpe Irene. Pero hay algo que no admite discusión entre ambas, supervivientes de la brutalidad de ETA: la toma de conciencia contra el terrorismo ha dado pasos de gigante. «Era terrible. Había mucho silencio. Cuando mataban a un policía nacional, decían: "¡Por algo le habrán matado!"», recuerda María Jesús.
«Me cuesta imaginarlos de jóvenes porque las cosas en esa época eran muy diferentes, y yo tengo la perspectiva del mundo de hoy», afirma Sol, de 15 años, cuando le preguntamos por los mayores. «De los padres siempre hay cosas de las que nos quejamos, como cuando no nos dejan hacer algo que queremos. Pero supongo que cuando seamos mayores, como dicen ellos, entenderemos por qué lo hacen», añade. Sol es hija de Ana Mato, vicesecretaria de organización del PP. «Veo a los jóvenes tan inconformistas como éramos nosotros, y éso me parece positivo», comenta. No cree que adolezcan de nada, aunque «deberían valorar más lo que tienen, disfrutar de cada paso en su vida». Mientras, Sol cree que no se debe generalizar: «No todos los jóvenes son iguales. Si hay tanto abandono y fracaso escolar es porque es más cómodo no estudiar y nadie te exige que lo hagas». Con todo, Ana se sigue sorprendiendo con sus hijos. «De ellos aprendo a diario. Son muy diferentes y cada uno tiene sus cualidades. De Sol admiro su constancia y su esfuerzo por conseguir las metas que se impone», confiesa. Y por supuesto, su hija ha asimilado una valiosa lección de su madre: «El respeto a los demás. Que, aunque no tengamos las mismas opiniones, nos hemos de tratar de la misma manera. Como mi madre dice, los derechos de uno acaban donde empiezan los del otro».
«Habría que dar mayor relevancia a la voz de la experiencia de nuestros mayores», demanda Alvar, de 16 años, que afirma que estar con su abuelo es «como leer un libro, aprendes de todo y en todo momento». Su abuelo, Miguel de la Quadra-Salcedo, el famoso aventurero y periodista y director de la Ruta Quetzal-BBVA, sigue tan vital como siempre a sus 79 años.

Pasiones compartidas
Ambos aprenden mucho el uno del otro, especialmente dada la gran unión que hay entre ellos. Alvar enseña a Miguel los secretos de las nuevas tecnologías, mientras que el reportero revela a su nieto, como espectador y protagonista privilegiado, los secretos de la Historia.
El joven dice sentir envidia de la unión que imperaba en las familias durante la generación de sus abuelos, «quizá por las dificultades que vivían», y que, a su juicio, habría que recuperar. «Hoy los jóvenes tienen una gran ilusión, piensan más y analizan más las cosas», apunta Miguel. Aunque ambos coinciden en señalar que los valores de ambas generaciones son en esencia los mismos, Alvar cree que su abuelo ha tenido que pelear más para lograr sus objetivos. «Estamos muy acomodados», lamenta.
Miguel se siente orgulloso de las inquietudes y las ganas de vivir, estudiar y trabajar de su nieto, en contraposición a la postura «egoísta y sin salida» de los «indignados» y los ni-nis. Cuando quieres lograr algo hay que actuar, no puedes estar pasivo esperando a que las cosas se solucionen solas», opina Alvar.
«Yo también estoy indignada, pero hay otras formas de protestar», dice Irene, que ve demasiadas asambleas y pocas propuestas. «Yo he tenido un altavoz en los medios de comunicación. Pero es una crítica constructiva. Y los que ni estudian, ni trabajan y están desinformados... Esos no me representan como indignada. Yo también estoy indignada por la corrupción, el sueldo de los políticos, la SGAE... Pero lucho y me he preparado para ello. No me pongo en una tienda de campaña a dormir. Ese sentimiento lo tenemos muchos, pero no lo representan ellos», añade.
Ahora, con la celebración de la JMJ en Madrid, más de un millón de jóvenes exigirán también un mundo mejor. De la Quadra-Salcedo está emocionado por la visita de Benedicto XVI. Y su nieto cree que «transmitirá a los jóvenes un mensaje de ilusión, amor y esperanza». De hecho, su abuelo recuerda con cariño cuando, durante un viaje a República Dominicana en 1992, Juan Pablo II puso su mano sobre la frente de su esposa y le susurró algo al oído. «Se puso a llorar inmediatamente. Fue uno de los momentos más emocionantes de nuestras vidas». Y es que, cuestionado por las diferencias entre ambas generaciones, Miguel señala esa ilusión de la que habla Alvar como la gran distinción. Para él, la religión, y en su caso el catolicismo, es la expresión de esa ilusión que debe imperar en los jóvenes, «un faro que te guía». Y la visita del Papa los iluminará. «Los jóvenes de hoy en día tienen una gran ilusión, piensan más y analizan más las cosas».
«Muchos jóvenes se van a unir para compartir y fortalecer una serie de valores cristianos, precisamente en unos momentos en los que se está cuestionando cualquier tipo de principio moral y ético», aporta Ana Mato. Porque, como dice María Jesús, parece que hoy «hemos olvidado el concepto de espiritualidad». Irene comparte este sentimiento. «Van a venir jóvenes de todo el mundo a darnos a los españoles un ejemplo de amor y fe. Algo que necesitamos más que nunca».


Ana Mato y Sol
- A la hija de la vicesecretaria de organización del PP le cuesta imaginarse a sus padres con unos cuantos años menos. Sol reconoce que «si hay tanto fracaso escolar es porque nadie te exige que estudies».
Irene Villa y María Jesús
- Ambas coinciden en que la toma de conciencia contra el terrorismo ha dado pasos de gigante. «Había mucho silencio», recuerda la madre de Irene Villa, que a pesar de haberse casado, sigue muy unida a María Jesús.
Miguel de la Quadra-salcedo y Alvar
- Abuelo y nieto se entienden a la perfección. Alvar le instruye a Miguel en el uso de las tecnologías y el aventurero por excelencia de nuestro país le transmite su pasión por la Historia y la Ruta Quetzal-BBVA.