Brasil
Argentina 1978: El Mundial de Kempes
El «Matador» fue la estrella y el máximo goleador de un torneo lleno de sombras y sospechas de soborno.
Madrid- «A Holanda le ha faltado Kempes para ser campeona», reconocía César Luis Menotti después de la final. El seleccionador argentino quiso formar un equipo con futbolistas que jugaban en su país, pero Mario, que ya jugaba en el Valencia, era la excepción. Fue Maradona antes de Maradona, el jugador decisivo para que Argentina ganara su primer Mundial. No marcó en la primera fase, pero consiguió dos goles en cada uno de los tres últimos partidos para que Videla, el dictador argentino, le entregara la Copa de campeón a Passarella.El Mundial comenzó para Argentina con un minuto de silencio antes del partido ante Hungría por el fallecimiento de Santiago Bernabéu y terminó con un país celebrando a gritos su primer título. A escasos metros del Monumental de Núñez donde se celebraba la final, en la Esma, la Escuela de Mecánica de la Armada, los torturados escuchaban los gritos de gol. Una pequeña alegría rodeada de tragedia.La dictadura de Videla había llenado de sombras el Mundial. Bélgica y Holanda se propusieron como sedes alternativas porque no querían que se disputara en un país que no respetaba los derechos humanos. Pero Argentina no lo tuvo fácil. No consiguió ser primera de su grupo al perder con Italia el último partido de la primera fase. Tuvo que marcharse a Rosario para enfrentarse en la segunda ronda a Brasil, Perú y Polonia.La goleada a PerúEn la última jornada se jugaba la clasificación contra los peruanos. La victoria de Brasil ante Polonia obligaba a Argentina a ganar por cuatro goles o más. Los brasileños, que no confiaban en la limpieza del torneo, intentaron que los dos partidos se jugaran a la misma hora, pero la FIFA respetó los planes iniciales. Argentina goleó a Perú (6-0) y con el paso de los años las dudas sobre el amaño cada vez son menores. Que el portero peruano, Ramón Quiroga, fuera de origen argentino, no ayudaba. «Mi padre quería que ganara Argentina», confesó años después. «Nuestra misión es salvaguardar la decencia de la competición», advertía el defensa peruano Chumpitaz. Pero no cumplieron su objetivo. Holanda esperaba en la final con Videla en el palco.El césped del Monumental de Núñez, que había tenido que ser replantado después de que lo regaran con agua de mar antes del torneo, se llenó de confeti antes de la final. El discurso de Menotti fue a puerta cerrada, sin espectadores y sólo con los diez jugadores de campo en el vestuario. Holanda, que había llegado sin Cruyff y Van Hanegem entre otros, forzó la prórroga con el gol de Nanninga que igualaba el primero de Kempes. Y Rensenbrink lanzó al poste en el último minuto. Kempes y Bertoni marcaron en el tiempo extra. Maradona, que había sido uno de los tres últimos descartes de Menotti, lo miraba desde casa. Todavía le faltaban ocho años para ser campeón.Los holandeses se quejaron de las maniobras argentinas desde el comienzo. René van de Kerkhof, que había jugado todo el torneo con el mismo vendaje, tuvo que cambiarlo antes del partido porque los argentinos se quejaron de que era demasiado duro. Y protestaron una mano en el gol de Bertoni y una plancha en el de Kempes en la prórroga.Primer triunfo africanoEl Mundial de Argentina fue el primero para muchas cosas. El balón tenía nombre, el Tango, el primer diseño específico de Adidas para un campeonato del mundo. Fue también el año del primer triunfo africano en un Mundial. Túnez derrotó a México (3-1). Nunca antes en un Mundial, y nunca después, un equipo había tenido que prestar sus camisetas a una selección. Pero Francia y Hungría se presentaron a su encuentro de la primera fase con su camiseta suplente, los dos vestidos de blanco. Los franceses tuvieron que jugar con la camiseta de Kimberley.
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