Diseño
La aeronáutica se une contra la ceniza volcánica
Se cumple un año desde que Europa retrocedió, en materia de transportes, casi un siglo a causa del volcán Eyjafjallajökull, que provocó la mayor interrupción en el espacio aéreo desde la Segunda Guerra Mundial. Aunque no hay aún una tecnología definitiva para combatir la ceniza volcánica, un equipo de investigadores ha puesto ya el dedo en la llaga.
Más de 100.000 vuelos cancelados y 1,2 millones de pasajeros en tierra –según una estimación, pues se calcula que el perjuicio fue aún mucho mayor-, parecen buenos argumentos para que la industria aeronáutica haya decidido poner cartas en el asunto.
La actividad sísmica que experimentó el volcán Eyjafjallajökull en Islandia a finales de 2009 desembocó en el cierre del espacio aéreo sobre la mayor parte del norte de Europa a partir del 15 de abril de 2010, tras el caos provocado por la nube de ceniza volcánica.
El daño económico hizo que el turismo español perdiera 252 millones de euros y las aerolíneas 1.264 millones de euros.
Nuevos materiales
Investigadores de la Universidad Estatal de Ohio (OSU) han desarrollado un recubrimiento que podría permitir a los motores a reacción soportar mejor pequeñas cantidades de ceniza volcánica.
Las partes metálicas de los reactores están recubiertas con una barrera térmica de cerámica permite soportar las temperaturas extremas que se registran durante los vuelos regulares. Cuando la ceniza volcánica es absorbida por el motor, sin embargo, se derrite el revestimiento y la penetra.
La arena en el aire puede causar daños similares, según Nitin Padture, profesor de la OSU. Los investigadores han elaborado una capa de zirconio para proteger los motores. Durante el experimento, se midió la resistencia del sistema convencional, al tiempo que se sometió a una dura prueba a la nueva protección: se revistieron dos metales con los nuevos materiales, y fueron cubiertos con ceniza del Eyjafjallajökull, y posteriormente calentados en un horno para simular las temperaturas de funcionamiento de un motor a reacción.
Los dos revestimientos resistentes a la arena salieron indemnes, mientras que el material empleado por los aparatos actuales fue gravemente dañado. La ceniza fundida fue capaz de penetrar por sus poros hasta la base.
«Este estudio no va a resolver aún todos los problemas de las nubes de ceniza, pero estamos haciendo progresos, y hemos aprendido mucho sobre el proceso físico», dijo Padture.
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