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Rating desacertado por César Miralles

La Razón
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La semana pasada, la agencia de calificación Standard & Poors (S&P) decidió rebajar la nota de España junto con la de Portugal, Italia y Francia. A pesar del ajuste a la baja en las previsiones de crecimiento a medio plazo, la decisión de S&P no está del todo fundamentada si repasamos los primeros consejos de ministros del Gobierno, la disponibilidad de liquidez, o el resultado de la primera subasta del tesoro.

Los inversores y la Prensa económica global valoran el compromiso del Gobierno –claro e ine-quívoco– con el cumplimiento del déficit, el control y adelgazamiento del gasto público, la reestructuración y saneamiento del sector financiero y la puesta en marcha de una reforma laboral. La subida de impuestos directos (IRPF) es una muestra del compromiso con el cumplimiento del déficit, contraviniendo su programa electoral y su discurso de investidura. Además, en caso de necesidad, el Estado tendría margen para incrementar los ingresos elevando la imposición indirecta, vía IVA, pese a los nocivos efectos sobre el consumo.

En cuanto a la situación de los mercados, el BCE ha solventado las tensiones de liquidez de las principales entidades financieras europeas mediante la inyección en diciembre de alrededor de 500.000 millones de euros. Como resultado, el inversor muestra un mayor apetito de deuda soberana. No olvidemos que a pesar de la rebaja del rating, comprar deuda pública española sigue siendo una inversión de escaso riesgo y elevada rentabilidad.

Prueba de ello, la primera subasta del año se saldó con una adjudicación de 9.986 millones frente al objetivo de 4.000-5.000 millones, con un coste para el Tesoro un 20% inferior al cerrado en operaciones a igual plazo en 2011. Esta semana tendremos dos nuevas subastas para captar 9.500 millones. Esperemos que los mercados hagan caso omiso a S&P.

 


César Miralles
Dr. en Economía Universidad de Fráncfort