Hamás
Estatalizada
Por el internacionalismo a la estatalidad, podría ser el lema de la campaña del jefe de la ANP para que ésta se convierta en miembro de la ONU. Es la segunda oportunidad, que no intento, porque la primera no fue solicitada, sino ofrecida por el organismo internacional en 1947 en el proceso de creación del Estado de Israel o de dos entidades estatales, la judía y la palestina. Pero por entonces los árabes del territorio administrado por británicos carecían de una identidad nacional, se sentían sólo una provincia de una ideal meganación árabe, o en todo caso de una hipotética Gran Siria con alguna tenue raicilla histórica, como18 años antes lo habían sido del Imperio Otomano.
No siendo nación no es de extrañar que no quisieran ser estado, pero en ese momento empezaron a ser el pueblo que nunca pierde la oportunidad de perder una oportunidad. 64 años después reclaman del mismo organismo la entonces desechada. Puede que en el 2075 soliciten lo que ahora podrían conseguir si fueran racionales y razonables. Mientras piensen, como piensan, que Israel es un fenómeno transitorio y que todo volverá a su ser porque el tiempo trabaja en contra de los sionistas, evitarán adquirir compromisos que impidan ese inexorable curso histórico, es decir, nunca le darán a Israel las garantías de seguridad sin las que los israelíes ven una Palestina independiente como el suicidio. La inmensa mayoría de los habitantes del Estado judío estaría al alcance de misiles artesanos, como los del sur lo están de Gaza. Cualquier intervención para suprimirlos ya sabemos la marimorena internacional que organizaría. Para ese viaje no es de extrañar que Netanyahu no necesite alforjas y es absurdo hasta la estulticia o la hipocresía pensar que cualquier nación del mundo, incluidas cada una de las que votan por la estatalidad palestina, acepte inmolarse porque así lo deciden unos votos demagógicos, ademocráticos, iliberales, tercermundistas o políticamente correctos.
Y no es que los israelíes no anhelen esa independencia, que con los debidos reconocimientos y acuerdos les aseguraría paz y futuro a ambos. El debate propagandístico se centra sobre quién ha impedido que las negociaciones fructifiquen, pero con la negativa de reconocer a Israel como Estado judío y la pretensión de que los nietos de los que se fueron en 1948 regresen para inundar el Estado hebreo, es imposible llegar a ninguna parte.
✕
Accede a tu cuenta para comentar