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Así se gestó el papelazo

La Razón
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Hace unos quince años invité a cenar en mis casa a Plácido Domingo y Marta, su esposa, junto a Alberto Ruiz Gallardón, entonces presidente de la CAM, con Mar y a Rosa Torres Pardo con su marido Miguel, lejos de pensar ni él ni nadie que un día llegaría a ser director del Teatro Real. Ya a altas horas de la madrugada, tomando champagne en la terraza, se me ocurrió confesar que, de haber sido cantante, había un papel que hubiera deseado abordar por encima de todos: Simon Boccanegra. La voz más natural en el común mortal es la de barítono, también la mía y de ahí la preferencia citada, a la que seguían «Rigoletto» y «Macbeth». Nada más decirlo noté una mirada peculiar, como de complicidad, de Marta a Plácido. Pregunté y fue ella quien contestó: «También Plácido ama ese papel». A partir de ahí hablamos de una «particella» sin arias para el protagonista, pero llena de frases bellísimas «De la terrible raza de los Fiescos nació esa pura beldad», «¡Hasta el agua de la fuente sabe amarga al hombre que manda!», etc. También arranques melódicos de gran poder como «Lloro porque en ti me habla la voz del corazón» y la gran escena del Consejo, en la que el Doge exclama ante la desunión de los bandos políticos «¡Fraticidas, plebeyos, patricios, esclavos de la fiera historia!». La «particcella» es preciosa y una oportunidad única para un cantante actor (Leonard Warren) o un actor-cantante (Tito Gobbi), por lo que no es extraño que haya entusiasmado a Domingo. Y allí nuestro tenor confesó que cantaría Simon a los postres de su carrera. Pensaba en un último papel y, años más tarde, firmó compromisos a futuro pensando todavía que quizá supusiese su despedida. Sin embargo llegó 2010, debutó el papel en la Ópera de Berlín con Barenboim, y su voz aún está vigorosa para continuar su carrera de tenor. De ahí que no fuerce el registro grave y no cante el Simon baritonal habitual, sino «su» Simon. No ha sido por tanto ni una despedida ni tampoco su último papel. Todavía al menos queda Rigoletto, que llega este verano en Mantua aunque sólo sea en filme y, quizá más adelante, Francesco Foscari, otro personaje de nobleza paralela a Simon. Fue la sorpresa de una velada planeada con otro objetivo, por cierto cumplido, que Plácido Domingo conociese a Rosa Torres Pardo y pudiesen llegar a trabajar juntos. Lo hicieron por Europa y América con las «Noches en los jardines de España». Hay cosas que no se olvidan.