El ataúd de los hermanos Marx

El hijo muerto describe así la apariencia de su padre a la llegada al tanatorio: «En realidad no ve nada, está a medio camino entre el KO del boxeador ciego en el ring y la embriaguez del torero en el centro del ruedo». Y es que leer la descripción de la ceremonia de incineración del hijo, o mejor aún todo el proceso de elegir ataúd, maquillador, etc., deja en el lector una confusa sensación, que a veces tiene un punto de terrible, entre la compasión y el humor negro. Y más todavía cuando sabemos que es la primera novela de Michel Rostain, director de ópera, que trabajó de psicólogo clínico y en una clínica psiquiátrica, y que nos cuenta, desde la primera persona del hijo muerto, su propia experiencia de padre al que se murió un hijo de 21 años de muerte fulminante. Premio Goncourt con esta novela, «El hijo», a veces nos recuerda lo políticamente incorrecto de otro provocador Goncourt también, Michel Houllebecq.

Porque, para decirlo claramente, Rostain no deja títere con cabeza en esta narración: se burla, o mejor hace que el hijo muerto se burle, de las relaciones paterno filiales, de los entierros, de los ritos sociales, de la medicina, del psicoanálisis…A veces cruel, otras veces tierno, Rostain realiza una narración que el lector no podrá dejar de leer hasta el final, equilibrando los aspectos emocionales con la descripción surrealista de todos los ritos y los miedos sociales que han rodeado la muerte en Occidente.

Leña a la locomotora
Desde los primeros momentos de la obra, que transcurren en un supermercado hasta las cenizas en el volcán islandés, la realidad se nos presenta como aquella película de los hermanos Marx donde había que desguazar el tren para echar más madera a la locomotora, es decir donde la vida es algo cómico pero contado por un loco y en medio de un cementerio. Yorik, el sepulturero de Shakespeare, será aquí el guía de un lector indignado pero siempre sorprendido.

Sobre el autor
 A pesar de ser su primer libro, Rostain ya se ha convertido en un superventas
 Ideal para...
 quienes deseen sumergirse en un relato distinto, apasionante, y conocer otra cara de la muerte y el duelo
Puntuación 8