Nueva York

El secreto que se resiste a la CIA

Hace 20 años, Jim Sanborn hizo una escultura con un acertijo que está en el jardín de los servicios secretos estadounidenses. Todavía no se ha resuelto

La pieza del jardín de la CIA se llama «Kryptos» (secreto en griego)
La pieza del jardín de la CIA se llama «Kryptos» (secreto en griego)larazon

Para Jim Sanborn, de 65 años, los secretos son sinónimo de poder. Los suyos ni siquiera han podido ser descifrados por los agentes de la CIA, los cuales traen de cabeza a algunos de estos espías. Esta circunstancia, hasta ahora, no ha puesto su vida en peligro.

Hace 20 años Jim Sanborn fue seleccionado para hacer una escultura en el jardín de la central de la CIA en Langley (Virginia). Este lugar ya le resultaba familiar. Hijo del jefe de exposiciones de la Biblioteca del Congreso y una concertista de piano, Sanborn creció en Alexandria y Arlington (Virginia). El escultor planteó una pieza, «Kryptos» (secreto, en griego), con cuatro secciones: K-1, K-2, K-3 y K-4. Cada una con un mensaje cifrado. Esperaba que estos secretos se averiguasen en semanas. Pero sólo se han podido descifrar tres de las cuatro secciones. Y el código de la última parte, que es el más complicado, se ha convertido en uno de los misterios más famosos todavía por descubrir.

Veinte años después de que el artista idease este acertijo, esta pieza representa un juego para muchos de los espías de la CIA y otros expertos en criptología. Incluso la novela de «El Código Da Vinci», el gran «best-sellers» de Dan Brown, tiene dos referencias a la obra de Sanborn, que vuelve a ser tratada en su novela «El símbolo perdido».

Cuando el escultor empezó a trabajar en «Kryptos» ya tenía experiencia «en fuerzas invisibles, como campos magnéticos. Cuando me seleccionaron para este proyecto, el comité me pidió que elaborase algo con fuerzas invisibles. La agencia en Estados Unidos que realmente trabajaba con códigos entonces era la de Seguridad Nacional. Pero la mayoría de la gente pensaba que era la CIA. Hice mis investigaciones y utilicé un código. No sabía criptología, pero un experto de la agencia me enseñó», explica el artista.


2.000 seguidores en internet
Durante los últimos 20 años sólo tres personas han descubierto partes de las soluciones. Incluso se ha creado un grupo en internet con más de 2.000 miembros empeñados en descifrar el código. Para solucionarlo, es vital tener las tres primeras partes perfectas.
«Kryptos» ha sido la primera escultura de este tipo de Sanborn, que, después, ha seguido con piezas con códigos y otros tipos de escritura. Está hecha de cuarzo blanco, madera, cobre, pizarra y piedra de imán. El tema de la obra es la recopilación de información de inteligencia.
Sanborn también colocó otras piezas en los jardines de la CIA, como losetas de granito con láminas de cobre insertado en la entrada de la sede. Varios mensajes en código morse están grabados en el cobre. En una de las losetas se encuentra una rosa de los vientos –por el círculo que tiene marcados alrededor los rumbos en que se divide la circunferencia del horizonte–.

Entre los elementos de la instalación, por la que cobró 250.000 dólares, también se incluye una zona ajardinada, un estanque de patos y varias placas sin marcar.

Estos días, el escultor está a punto de cerrar su exposición «Terrestrial Physics» que incluye un acelerador de partículas a escala completa en la Bienal de Denver (Colorado). «Soy un artista de no ficción», destaca mientras explica este proyecto, que se le ocurrió mientras trabajaba en «Tiempo Atómico: pura ciencia y seducción». «Durante los últimos años he trabajado con física nuclear. La ciencia es mi inspiración para mi trabajo artístico. Creo que es muy importante sacar a la luz este tipo de cosas: hablar del pasado y los hechos históricos (en referencia a la bomba atómica), que nos ayudan a entender mejor el futuro. También es importante saber dónde empiezan las cosas. Me importan que sean reales. Y quiero que la gente las vea. Algunas de estas cosas son muy bonitas, pero también son muy peligrosas. Me gusta combinar belleza y peligro», apunta el artista de su trabajo.

A Sanborn, todavía cada día le piden que desvele este enigma. Ha dado alguna pista, pero explica que no revelará jamás el misterio hasta que alguien lo averigüe. Insiste también en que no se lo llevará a la tumba. Varios amigos conocen el lugar donde tiene la respuesta a sus secretos. Él, por su parte, intenta olvidar la solución. Pero, no puede.


Una pista: Berlín
Sanborn quiere que el enigma se resuelva, porque se hace mayor. Por eso dio a «The New York Times» la respuesta a seis letras del pasaje final de la escultura. Los caracteres del 64 al 69 de la serie final en la escultura corresponden a NYPVTT. Al descifrarlas, dicen BERLIN. Es un paso, pero faltan 91 caracteres y su orden correcto.