Pekín

Obama recibe al Dalai Lama en la Casa Blanca pese a las quejas de China

El presidente de EEUU Barack Obama recibió hoy al Dalai Lama en la Casa Blanca en un claro espaldarazo a los derechos humanos en el Tíbet y pese a las quejas de Pekín, que instó a Washington a cancelar el encuentro.

La reunión se produce al final de la visita de once días del Dalai Lama a Washington, donde lideró un multitudinario ritual espiritual a favor de la paz, que congregó a decenas de miles de personas llegadas de todas parte del mundo.

El acto privado entre Obama y el Dalai Lama, ambos galardonados con el premio Nobel de la Paz, comenzó alrededor de las 11.33 locales (15.33 GMT), según funcionarios de la residencia oficial estadounidense.

Esta es la segunda vez que Obama recibe al monje tibetano.El primer contacto fue en febrero del 2010, durante un encuentro privado en la Casa Blanca que suscitó, al igual que el de ahora, la furia de Pekín.

China acusa al Dalai Lama, exiliado en India desde 1959, de ser un separatista que persigue la independencia del Tíbet. El Dalai Lama niega que ese sea su objetivo y asegura querer, simplemente, un Tíbet autónomo con libertad para expresar su identidad.

"Nos oponemos firmemente a que cualquier político extranjero se reúna con el Dalai Lama, sea cual sea la modalidad del encuentro", afirmó desde Pekín el portavoz de Exteriores chino Hong Lei, quien advirtió de un posible deterioro en las relaciones bilaterales.

Las advertencias no disuadieron a la Casa Blanca, que pese a esperar hasta anoche para hacer un anuncio, insistió en el "fuerte respaldo"de Obama a la preservación de la "excepcional identidad religiosa, cultural y lingüística del Tíbet", así como a la "protección de los derechos humanos de los tibetanos".

Durante la cita de hoy, Obama apoyó el diálogo entre el Dalai Lama y el Gobierno chino, según informó la Casa Blanca. Pekín ha mantenido ya nueve rondas de diálogo con representantes tibetanos, la última en enero del 2010, sin que por el momento se hayan registrado avances tangibles.

El Dalai Lama renunció en marzo a su papel como líder político en el exilio tras llegar a la conclusión, según recordó el jueves en el Congreso estadounidense, de que el combinar ambos roles restaba legitimidad a su discurso en pro de la democracia.

"Yo combinaba ambos papeles, o sea que mis declaraciones (en defensa de la separación política y religiosa) se convirtieron en una especie de hipocresía. Decía una cosa pero hacía otra", afirmó el Dalai Lama, para añadir que su declaración es ahora "honesta".

El líder budista no ha perdido la esperanza de regresar al Tíbet pese a la que el Departamento de Estado de EEUU ha descrito como "severa represión cultural y religiosa"en la zona.

Así lo puso de manifiesto el sábado pasado durante una charla multitudinaria a favor de la paz en las inmediaciones del Capitolio estadounidense, donde respondió con un rotundo "por supuesto que sí"a la pregunta de si confiaba en volver un día a su tierra natal. "Las cosas están cambiando", afirmó entonces, para subrayar que el Partido Comunista chino practica un "comunismo capitalista".

"Ese es un gran cambio", dijo sonriendo y recordó que el propio primer ministro chino, Wen Jiabao, ha reconocido que el país necesita reformas políticas. Dijo creer, por lo demás, que aunque el poder de la violencia y la represión pueden ser muy efectivos a corto plazo, al final triunfan "la verdad y la compasión".

Durante su paso por Washington ha insistido en el valor del altruismo y en la necesidad de una revolución individual que conduzca a la paz interior, la única forma, en su opinión, de lograr una paz duradera en el mundo.

Su prolongada estancia en la capital de EEUU, incluyó la celebración de su 76 cumpleaños, en la que participaron el nieto del líder pacifista indio Mahatma Gandhi y el hijo del reverendo afroamericano Martin Luther King, ambos fallecidos.

El centro de convenciones Verizon Center, que acogió el ritual Kalachakra budista por la paz, atrajo a caras conocidas como el actor Richard Gere y contó también con la participación del arzobispo de Washington John Donoghue.

La celebración concluirá esta tarde después de que se esparza en el río Anacostia un mandala (dibujo de arena) elaborado meticulosamente por monjes budistas durante el encuentro del Verizon Center, en una ceremonia simbólica que busca ilustrar la no permanencia de todas las cosas.