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Bachillerato Nocturno apuesta segura
VALLADOLID- Un total de 2.201 jóvenes de más de 18 años están matriculados en Castilla y León en el denominado Bachillerato Nocturno, según los últimos datos facilitados por la Consejería de Educación. Una enseñanza que se imparte en trece Institutos de Educación Secundaria de toda la Comunidad en horario de tarde, que empieza a las cinco menos cuarto y termina a las diez y veinticinco de la noche. Pero un centro menos de los que impartían esta enseñanza en 2009-2010 cuando asistían a clase 2.307 alumnos.
Se trata de adolescentes que dejaron de estudiar por diversos motivos, ya sea por trabajo, por embarazos no deseados... y que al cabo de dos o tres años se han arrepentido y optan por esta educación para labrarse un futuro mejor. «Somos más responsables y venimos con la cabeza más asentada». «No vengo aquí a perder el tiempo sino a estudiar». Es una de las frases que más se escuchan entre los matriculados, conscientes de que están ante una segunda oportunidad que la vida les ofrece y que no quieren dejar escapar.
Muchos de ellos acuden a las clases después de haber trabajado durante la jornada matinal pero que quieren sacarse ese título de Bachillerato para poder optar a la Universidad o a los ciclos formativos y aspirar a unas metas mayores que unos años antes no tenían pero ahora sí.
Otros, como el caso de Ángela, una joven estudiante del vallisoletano Instituto Núñez de Arce, han decidido estudiar en horario nocturno porque no se encontraba a gusto en el diurno y porque necesitaba más «libertad», según explicaba a la agencia Ical. Luego hay casos como el de Daniel, un chico de 21 años, que dejó los estudios porque había enfocado su carrera al deporte de elite, en concreto al ciclismo, pero que tras no conseguir su deseo y con la bicicleta aparcada, ha decidido volver a las aulas para encauzar su camino. Su objetivo ahora también pasa por el deporte, pero de otra forma; hacer carrera de preparador físico o fisioterapeuta.
Buenos resultados
También está el caso de Joaquín, de 18 años, que necesita el título para entrar en el Ejército, que es su ilusión, o el de Carmen, tres años mayor, que abandonó los estudios para ejercer de peluquera, pero que con el paso del tiempo se ha arrepentido y ha vuelto a coger los libros «porque aspiro a algo más en la vida». O el de Andrea que a sus 19 años ya es madre de un niño y que ha vuelto a estudiar para darle lo mejor a su pequeño en el futuro. Su sueño, estudiar Trabajo Social o Derecho.
La directora del Núñez de Arce, Sacramento Portero, reconoce la satisfacción que le causa poder repescar a estos jóvenes alumnos y ayudarles a conseguir lo que antes no pudieron o quisieron porque no estaban preparados para ello o no era el momento.
Otro hecho destacable es que el pasado año aprobaron en este instituto ocho de cada diez estudiantes, y que el abandono durante el primer curso es del 30 por ciento aunque está descendiendo. «Son alumnos que hace a lo mejor cinco años que no estudian y llegan a las aulas con un pequeño déficit que hace que las primeras semanas del curso el profesor se tenga que dedicar a hacer un profundo repaso», explica la directora, tras reconocer que igual son muchas horas para los alumnos y que se aprovecharía mejor el tiempo si se redujese el tiempo que hay entre clase y clase.
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