Valencia

Colegios en el alero por Sergio ALONSO

Colegios en el alero, por Sergio ALONSO
Colegios en el alero, por Sergio ALONSOlarazon

No está cerrada y los borradores iniciales son todavía susceptibles, por tanto, de experimentar importantes variaciones. Pese a ello, la futura Ley de Servicios Profesionales que prepara la Vicepresidencia Económica con la colaboración de varios ministerios y de Presidencia del Gobierno no pinta nada bien para los profesionales sanitarios. Mejor dicho, no pinta nada bien para las corporaciones que les representan. A tenor de los primeros textos que han salido a la luz, el Ejecutivo prevé aplicar en España el llamado «modelo andaluz» y eliminar la colegiación obligatoria para médicos y enfermeras. Esto implicaría que ambos grupos no tendrían que pagar las correspondientes cuotas ni adscribirse a la corporación profesional de su provincia mientras ejerzan en el sistema sanitario público.


Los colegios quedarían con ello cojos y diluidos, algo muy del gusto tradicional de determinados sectores del PSOE. Al margen de otras posibles y desagradables sorpresas, como la liberalización de las farmacias, un fantasma que flota desde hace años y que ha vuelto a cobrar fuerza las últimas dos semanas durante los debates en torno a la futura ley, cabe decir que muchos colegios llevarían en el pecado la penitencia si finalmente se exonera a los sanitarios de adscribirse a ellos. Porque colegios buenos los hay, como todo en esta vida. Colegios que cumplen estrictamente con la función de representación profesional y de defensa de la sociedad que les encomienda la ley. Los farmacéuticos constituyen un buen ejemplo de esta buena praxis que no debería en ningún caso eliminarse. Desgraciadamente, no puede decirse lo mismo de otras corporaciones de derecho público que son utilizadas por sus dirigentes más para satisfacer intereses personales que para garantizar un servicio a sus colegiados. La baja participación en los comicios refrenda tal aserto, como lo hacen también los colegios de médicos de Madrid y de Valencia, controlados plenamente por una correduría de seguros.