La hora de la despedida

No me refiero al Gobierno, que también, sino a esta columna que desaparece como consecuencia de unos cambios, que recomiendo fervorosamente, en la sección de Opinión. Tras ser felizmente eclipsado durante meses por el gran Alfonso Ussía, culmino con orgullo esta etapa de vecino suyo, ya que a partir de mañana estará en un sitio todavía más central, la Contra. Hay que reconocer que donde esté siempre brilla con esa fuerza que tienen los columnistas con talento desbordante. Lo hace, además, con la sencillez que le caracteriza. La experiencia me demuestra que sólo los mediocres o los acomplejados necesitan hacerse notar. Hay escritores y periodistas que consideran que la columna es un bien patrimonial, cuando en realidad el periódico nos ofrece la oportunidad de escribir. Muchos quisieran tenerla. Entre los enormes defectos que adornan a Cefas no está la soberbia y abandono la columna, además, sin haber faltado nunca a mi cita diaria. Tengo localizados dos lectores seguros, ambos de gran calidad, lo cual me reconforta. A los lectores les gustará la nueva etapa.