País Vasco

Las víctimas ante el comunicado: «Sólo hay un camino: que dejen las armas»

Los asesinados de las Fuerzas de Seguridad del Estado en 2010 recibieron ayer un homenaje en La Moncloa.

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Tarde o temprano, la violencia terminará y España será libre. ETA morirá, pero no morirán los recuerdos, «la memoria de sus víctimas no se extinguirá y perdurará entre nosotros». El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero está convencido de que, si la sociedad permanece unida en democracia, apoyando a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, el fin definitivo de la banda llegará. Así lo aseguró ayer durante el homenaje celebrado en La Moncloa en presencia de las víctimas de las Fuerzas de Seguridad del Estado asesinadas en 2010. Este acto fue constituido en diciembre de 2007 tras el atentado de Capbreton (Francia) en el que fueron asesinados los guardias civiles Fernando Trapote y Raúl Centeno.

LA RAZÓN ha querido hablarcon los familiares de aquellos que un día vistieron el uniforme de la Guardia Civil y que fueron asesinados por ETA . Abnegados, leales, sacrificados... Son los más aplaudidos en todos los desfiles. Han prestado sus vidas y sus heridas custodiando los días y las noches por la seguridad de todos los españoles.

Diego Salva, uno de los últimos guardias civiles asesinados por ETA en Palmanova (Mallorca), vestía con orgullo el uniforme. «Me empeñé en que estudiara una carrera, pero siempre le atrajo el Cuerpo, le hacía una ilusión bárbara. La primera vez que opositó le suspendieron por una falta de ortografía y la segunda se lo tuve que pagar yo, porque ya no le llegaba el dinero», recuerda su padre, Antonio Salva. En la familia de Diego no se creen el último comunicado de ETA, ni las treguas. «No nos creemos nada. Los terroristas no condenan la violencia porque no pueden, porque eso sería como condenarse a sí mismos». Para Salva sólo hay un camino: «Que dejen las armas, desmontar su infraestructura y maquinaria del odio y que no exista división entre la ETA militar y la política porque eso es una trampa que usan para asesinar y cobrar».

Ortensia González, muy emocionada, no olvida el día que un coche-bomba segó la vida de su hijo, Alberto Alonso, de sólo 23 años. «Mi hijo me decía que me iba a tener como una reina cuando se graduó en la Guardia Civil , pero lo soy del sufrimiento». «Me pongo mala con los comunicados, y con el Gobierno. Sólo quieren los votos, no creo ya a nadie».

José María Morales estuvo destinado muchos años en el País Vasco y sabía cómo sería el comunicado de ETA. Se salvó de un atentado contra la casa cuartel de Irún. Dice que mil veces viviera seguiría siendo guardia civil y esta vez quiere creer en las palabras del Gobierno. «Nunca pueden volver a las instituciones si ETA no abandona las armas».

Ayer, durante el acto solemne, se entregó a los familiares de los agentes fallecidos una placa de reconocimiento a su labor después de escuchar el himno nacional. Concluido el homenaje, el presidente del Gobierno y los demás asistentes se acercaron a trasladar personalmente ese agradecimiento a los familiares.