Lisboa

Bruno Delaye: «Me siento más cómodo en Madrid que en París»

De madre corsa y padre provenzal, se siente «como en casa» en España. Son de la misma opinión los nueve millones de franceses que visitan cada año nuestro país y los 200.000 que han fijado aquí su residencia.

Bruno Delaye: «Me siento más cómodo en Madrid que en París»
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MADRID- Bruno Delaye tiene a sus espaldas una dilatada carrera diplomática que le ha llevado a representar a su país en Togo, Egipto, México y Grecia. Desde 2007, contempla desde Madrid el mejor momento de las relaciones entre España y Francia.– Lejos quedan las rencillas entre Francia y España. Nunca antes tuvimos tan buenas relaciones.– El mejor símbolo del buen estado de las relaciones bilaterales es que el 2 de mayo me entregaron la Gran Cruz de la Comunidad de Madrid. Nunca hemos tenido una mejor relación bilateral.– Tanto está persiguiendo Francia a ETA que la banda terrorista intenta refugiarse en Portugal...– La lucha contra ETA está en primer lugar en la agenda bilateral. Luego están las interconexiones transpirenaicas para acabar con esta barrera física, pero también psicológica, que representan los Pirineos. Dentro de dos años tendremos una línea de alta tensión que unirá los sistemas eléctricos para evitar que la Península sea una isla energética. Estamos trabajando también en tres ejes de alta velocidad (atlántico, mediterráneo y central).– ¿La crisis económica puede retrasar estos proyectos?– De momento no, aunque con la crisis hay que ser prudentes.– ¿Existe el temor a que ETA cometa más atentados en Francia?– Han matado recientemente a un policía francés, pero eso no nos va a frenar. Son peligrosos, pero nuestra determinación es absoluta.– ¿Cómo percibe la población la lucha contra ETA?– Está con el Gobierno y en contra de esta banda terrorista, incluido el País Vasco francés, donde hay gente que quiere autonomía, pero no apoya a la banda.– En 2009 el comercio entre ambos países sumó 51.000 millones de euros. ¿Qué queda por hacer?– Antes de la crisis había un flujo de inversión directa francesa hacia España y también un novedoso flujo de inversión española en Francia. En 2008, España se había convertido en el sexto inversor extranjero en Francia. La crisis ha frenado el nivel de inversión. – ¿Dónde invierte España?– Hay de todo. El sector inmobiliario, de seguridad (Prosegur), turístico (hoteles), industrial (aluminio), naval, agroalimentario, industria papelera, transporte...– ¿El eje franco-alemán sigue siendo imprescindible para construir Europa?– Es imprescindible, pero no suficiente. Por eso es tan importante el eje Madrid-París, que funcionó en el pasado para salvar el Tratado de Lisboa. Comenzó con una propuesta hispano-francesa que permitió a la Presidencia alemana sacar adelante un nuevo compromiso entre los países europeos.– ¿No ha tardado mucho Europa en ayudar a Grecia?– Francia y también España pensábamos que había que actuar de manera masiva para evitar que los especuladores aprovechen la debilidad griega para atacar al euro. Aunque no está escrito en el tratado, tenemos un deber de solidaridad entre los países que pertenecen a la misma moneda. El proceso ha sido un poco largo, pero finalmente hemos podido llegar a un acuerdo.– ¿Francia necesita discutir sobre su identidad nacional?– Es un debate que aún no hemos concluido. Detrás del mismo hay algo fundamental: en qué medida somos capaces de integrar a los inmigrantes. El modelo republicano de integración dice que cualquiera que sea tu origen, una vez que vives en Francia, te consideramos francés. Pero tras las pasadas olas de inmigración, la concentración de inmigrantes en ciertos barrios ha llevado a una situación conflictiva.– Es un gran aficionado a los toros. ¿Cuál es su torero preferido?– Hay muchos. Como francés, admiro a Sebastian Castella, que es el primer torero galo que ha llegado a ser una figura internacional.– ¿Cómo es su vida en Madrid?– Me siento como en casa. Me encanta la manera de ser de la gente y el arte de vivir español. Estoy más cómodo como mediterráneo porque soy de madre corsa y padre provenzal. Me siento más cómodo en Madrid que en París.– ¿Qué actividad le lleva más tiempo como embajador?– El trabajo diplomático ha cambiado mucho. Es cada vez menos institucional y más orientado a la diplomacia pública. Se trata de trabajar menos con las instituciones y más con la sociedad civil.– ¿La globalización está acabando con el francés?–Si con la mundialización se trata de olvidar nuestra identidad, será un empobrecimiento absoluto. No es el modelo europeo. Nosotros promovemos la enseñanza de dos idiomas extranjeros. Para ingresar en el mercado laboral, es imprescindible hablar inglés. Pero es un plus saber francés. Nuestras empresas emplean a 300.000 trabajadores en España.