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China celebra su éxito espacial con un baño de patriotismo

Con gran pompa y un patriotismo desatado, el regreso de la nave espacial Shenzhou IX fue celebrado ayer en China como un hito en el proceso de modernización del país y un nuevo paso hacia su consolidación como potencia internacional.

China celebra su éxito espacial con un baño de patriotismo
China celebra su éxito espacial con un baño de patriotismolarazon

Los tres tripulantes de la misión, entre ellos la primera mujer astronauta china, Liu Yang, aterrizaron sanos y salvos después de 13 días en el espacio y tras haber conseguido su objetivo principal: el acoplamiento manual al

módulo Tiangong-1, en órbita desde hace años. Se trata de un logro que tanto Estados Unidos como la Unión Soviética alcanzaron en los años 60, pero también es uno de los últimos pasos para montar una estación espacial permanente, algo que China espera tener listo antes de 2020.

El entusiasmo se reflejó sobre todo en los medios oficiales y en los miles de actos organizados por el Partido Comunista Chino en todo el país: cánticos en las escuelas públicas, alzadas de bandera y demostraciones de orgullo patriótico frente a pantallas gigantes de televisión. "El camino hacia el cielo muestra el camino de China.

Después de que los tres "taikonautas"(como se denominan los astronautas chinos, ndr) volvieran a China, nuestro programa espacial entra en una nueva era", aseguró la agencia oficial Xinhua en un comentario editorial. "Hemos alcanzado una nueva altura en la historia espacial y hemos dado un nuevo salto de prosperidad para China. En 20 años hemos recorrido un camino que los países desarrollados han tardado 50 años en cubrir. Definitivamente, tendremos un futuro mucho más brillante y amplio", agregó el órgano de propaganda.

El primer ministro, Wen Jiabao, aseguró que la misión había resultado un "éxito completo". "Es otra impresionante contribución del pueblo chino a los esfuerzos de la humanidad para explorar y utilizar el espacio", remarcó. Entretanto, la televisión pública CCTV emitía en directo las imágenes y las declaraciones de la tripulante Liu Yang, quien aseguró que estaba "muy orgullosa de su nación". Con satisfacción, aunque algo menos de entusiasmo, se expresaba la opinión pública en las redes sociales y las calles del país. "Estoy muy contento porque los taikonautas han vuelto sanos y salvos. Son héroes. Celebramos su regreso", aseguraba un usuario de Sina Weibo, el "Twitter chino". "Estoy orgulloso de China. He llorado por ello. Es un símbolo de nuestro rápido desarrollo", declaraba otro.

Los comentarios críticos también abundaban en la red, donde miles de personas elevaban ayer una queja relativamente común en la opinión pública china, que a menudo lamenta que el Gobierno gaste dinero en grandes proyectos nacionales para competir con otros países, en lugar de hacerlo para mejorar el nivel de vida de los ciudadanos. Algunos medios chinos valoraban en 39 mil millones de yuanes el coste del proyecto espacial, unos 6 mil millones de dólares. "Hay muchos problemas urgentes, la comida está envenenada y los precios de las casas por las nubes, no hay atención médica ni educación para la población. ¿realmente había que gastar dinero en el programa espacial? ¿ha mejorado la dignidad del país? ¿Y qué pasa con la dignidad de la gente?", se preguntaba un comentarista en Sina Weibo.

Resucita Shenzhou IX debate espacial
La mision del Shenzhou IX ha resucitado el debate sobre las metas de la carrera espacial china, dentro y fuera de China. Pekín está haciendo enormes esfuerzos económicos y humanos por alcanzar el nivel tecnológico de Estados Unidos y Rusia, dos países que han dejado en un segundo plano sus objetivos de investigación espacial ante sus escasas aplicaciones prácticas y su enorme costo económico.

En sus entrevistas, los expertos internacionales confirman, a veces mostrando su asombro, que los éxitos espaciales chinos suponen un creciente dominio tecnológico. En ese sentido, aseguran, la misión del Shenzhou IX es la más compleja llevada a cabo hasta ahora. Y la opinión mayoritaria es que, antes de una década, China podría alcanzar a Estados Unidos y Rusia en el espacio sin continúa progresando a este ritmo.

"Es obvio que China, que está ausente de la Estación Espacial Internacional, quiere demostrar que es capaz de hacer algo parecido de manera independiente. Es un símbolo de prestigio internacional y ante sus ciudadanos", dijo esta semana el profesor Rene Oosterlinck, de la Agencia Espacial Europea.

La carrera espacial, sin demasiadas aplicaciones prácticas, es un logro sobre todo simbólico y Pekín quiere utilizarlo para dar un salto cualitativo en su imagen internacional y multiplicar la confianza de su comunidad científica y su ciudadanía, ansiosa de reconocimientos planetarios.

"El hecho de que haya una mujer presente es también un símbolo y, al mismo tiempo, demuestra que las infraestructuras chinas pueden permitirse ya tripulaciones mixtas, algo más complejo porque, por ejemplo, se necesitan lavabos adaptados para ambos sexos", agregó Oosterlinck.

Desde un punto de vista puramente práctico y estratégico, y más allá de la pompa patriótica, la verdadera prioridad del programa espacial chino (y del resto de potencias), no es mandar astronautas a la luna, sino montar más y mejores satélites. El Gobierno chino tiene un programa ambicioso al respecto, con planes para lanzar nuevas plataformas antes de 2016 y la reciente puesta en marcha de Beidou, un satélite de navegación que compite ya con el Global Positioning System (GPS) estadounidense.