Francia
Verdad y justicia por Irene Villa
La verdad, aun cuando es tan dura e injusta como lo que le ocurrió a Publio Cordón hace ya diecisiete años, es el único camino hacia la superación. Y, por supuesto la justicia, que permite que las heridas cicatricen y que la víctima, en este caso los familiares del empresario aragonés desaparecido el 27 de junio de 1995, recupere la tranquilidad que brinda creer que vivimos en un mundo justo. Aunque no sea más que eso, una creencia. Las concentraciones a favor de su liberación no cesaban. Su familia rogaba que el Estado redoblase los esfuerzos por liberar a Cordón y capturar al comando de los Grapo que le tenía retenido. «Los españoles no pueden aún quitarse el lazo azul», decían. Era el lazo que simbolizaba el rechazo y la protesta ante los secuestros de ETA y la solidaridad con los familiares de los secuestrados. Hoy por fin la familia de Publio Cordón puede descansar. Diecisiete años han tenido que pasar para que se esclarezca uno de los secuestros más sonados de los asesinos de los GRAPO, gracias a las investigaciones y registros de la Guardia Civil en colaboración con Francia y para que cuatro de sus miembros sean detenidos. Quizá se creían ya libres de sus actos criminales, pero esos asesinos enloquecidos, fanáticos y despiadados tienen que acabar pagándolo, por el bien de las víctimas y de la sociedad.
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