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Locuras legales por Marta Robles
Es italiana, tiene dieciséis años y está embarazada. La legislación de su país establece que, en el caso de que quisiera abortar, debería consultarlo antes con sus padres o, en su defecto, con un juez de menores. Pero ¿qué sucedería si fueran sus padres los que desearan que la niña abortase y ella no quisiera hacerlo? Pues ésa es la realidad de esta joven, cuyos progenitores llevan tratando que interrumpa su embarazo desde el mismo momento en el que se enteraron de que se había producido. ¿La razón de tal presión? Más allá de la edad de su hija, la razón es que no les gusta el chico. Y ya. Como lo leen. No les gusta, casi seguro, porque es albano y en Italia no es una etnia bien valorada.
Bueno, pues por si todo esto fuera poco, hay otro detalle para añadir: como los padres no han logrado convencer a su niña por las buenas, han decidido intentarlo ¡por los tribunales! ¿No les parece que ya sería lo último que un juez obligara a una mujer a abortar, tuviera la edad que tuviese? Pues sus padres opinan lo contrario.
Digo yo que la razón se impondrá en este asunto y la Justicia, que está obligada a proteger a los menores incluso de sus propios progenitores, no contemplará siquiera la posibilidad de una locura de esta magnitud. Aunque cualquiera sabe. Aquí en España, una menor de la misma edad, a la que nuestra legislación no permite votar ni considera responsable penalmente, puede abortar libremente y sin consultarlo ni con la almohada... Después de esto, ¿hay locuras legales imposibles?
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