El negocio redondo de Roche

Si bien es cierto que «a toro pasado» todo se ve con más claridad, un año después de la psicosis desatada ante la posibilidad de una pandemia de gripe A, cabe preguntarse si todas las medidas que se tomaron entonces fueron acertadas. La adquisición de 37 millones de vacunas, la mayoría de las cuales no se administraron, puede estar en entredicho para algunos. Sin embargo, la vacunación –especialmente en grupos de riesgo como enfermos crónicos, embarazadas o ancianos– pudo salvar muchas vidas el año pasado, como lo hace cada invierno.

La provisión de inmunizaciones pudo ser exagerada, pero, de haberse producido un contagio masivo entre la población, la sociedad hubiera respirado tranquila. Muy diferente es cómo, con el miedo a una pandemia de telón de fondo, algunos laboratorios hicieron un negocio millonario vendiendo medicamentos antivirales. Estos productos disminuyen ligeramente los síntomas de la gripe, pero no son ninguna panacea contra la infección. Sin embargo, sólo España compró el año pasado 5 millones de dosis de oseltamivir (comercializado como Tamiflu por Roche) en las que gastó 50 millones de euros. En 2006 y 2007 se habían adquirido diez millones de antivirales más, que pagaron las comunidades autónomas. Desde distintos colectivos médicos, ya se advirtió de que los antivirales suponían un gasto superfluo o, al menos, no iban a aportar ningua clara ventaja a la hora de enfrentarse a la gripe. Pero sí fueron un buen negocio para un laboratorio en concreto, la farmacéutica suiza Roche.

En 2009, según los datos de la compañía, las ventas de medicamentos crecieron un 11 por ciento, incremento liderado por sus fármacos contra el cáncer, un producto oftalmológico y, por supuesto, por Tamiflu. Las ventas globales del antiviral fueron de 2.359 millones de euros, un 435 por ciento más que el año anterior. Su facturación general en España creció un 9 por ciento el año pasado y en lo que va de 2010, esperan un crecimiento del 2 por ciento. Ante tan prometedor horizonte económico, esta semana ha sorprendido el anuncio de los planes del director general del grupo, Severin Schwan, sobre la llamada «Operational Excellence», un «programa amplio y selectivo para fortalecer a largo plazo la fuerza innovadora de Roche a pesar del incremento de la presión sobre los precios y de un entorno de mercado cada vez más exigente». Una iniciativa que va a suponer 4.800 despidos, así como las recolocaciones y externalización de servicios hasta afectar a un total de 6.300 trabajadores a nivel mundial, aunque puede afectar a varios cientos en España. Este proceso se llevará a cabo en 2011 y 2012 y supondrá un ahorro en costes de 1.785 millones de euros anuales para la multinacional. Para Schwan, «las medidas adoptadas son necesarias para asegurar un éxito empresarial sostenido de Roche».