El Betis certifica su ascenso en AVE

De un plumazo, los posibles efectos colaterales del recurso granadinista por alineación indebida del Barça B dejaron de tener consecuencias. Con 13 puntos de ventaja con 9 por disputarse ya no había argumento alguno para que la fiesta verdiblanca, latente desde el 3-1 al Tenerife del pasado miércoles, estallase sin remisión. La tensión acumulada tras una temporada larga, muy larga, y llena de contratiempos provocó la explosión incontralada de sentimientos. Mientras unos cantaban, Rafael Gordillo rompía a llorar. Su cuarto ascenso ha llegado como presidente. Dos los ha celebrado como jugador y otro como delegado del equipo. En las dos últimas ocasiones, además, lejos de Heliópolis (Burgos y Jaén).

Es el sino de un Betis que regresa a la élite del balompié nacional dos años después. En plena regeneración institucional y con un bloque sólido del que Mel augura su continuidad: «El noventa por ciento de los jugadores va a seguir». La «pinza» de la ley concursal impedirá dispendios. Restricción bajo control. Justo lo que faltó ayer en el beticismo en una trepidante jornada que arrancó con la decepción de la derrota en el Nou Estadi y terminó de madrugada en el Benito Villamarín. Con Miki Roqué siempre presente. A él ha estado dedicado de manera unánime el éxito de un Betis que ahora peleará por ser campeón. Y todo va sobre ruedas...