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Hacer autocrítica

La Razón
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A pesar de un gol tempranero a los 22 segundos, el Real Madrid no pudo superar en el Santiago Bernabéu al Barcelona, que le tiene tomada la medida. Pep Guardiola le ganó de nuevo la partida a José Mourinho, que esta vez alegó como disculpa la suerte.
Sinceramente, para el entrenador portugués, suerte es sinónimo de jugar mejor, de tener más de un 60 por ciento de posesión de balón jugando en campo ajeno, de superar un gol en contra cuando apenas había comenzado el partido, de que luego te hagan tres y te dejen sin argumentos. Eso no es suerte, eso es un baño en tu casa, y no es el primero, pues se está convirtiendo en una tradición.
Yo, en la situación del portugués haría un amplísimo examen de conciencia. Ha fichado lo que ha querido; el Real Madrid ha gastado una fortuna; sobre el papel tiene un gran equipo, probablemente el segundo mejor de Europa, pero hay uno que hoy es mejor: el Fútbol Club Barcelona, que tiene a Guardiola, un entrenador prudente, trabajador, serio, educado, que ha logrado sacar lo mejor de su plantilla, gran parte de ella de la casa, y que tiene además a un pequeño argentino que, sin duda, hoy también es el mejor jugador del mundo: Leo Messi.
Pep también dispone de una plantilla formada en su mayoría por bajitos que hacen maravillas con el balón, que se entienden, que juegan limpio y que son un ejemplo de discreción. Ese conjunto, repito, hoy por hoy gana y saca los colores a los grandes adversarios como el Real Madrid.
Todo eso y el porqué de todo ello sí que se lo tiene que hacer mirar Mourinho y, a partir de ahí, hacer una amplísima autocrítica.