Comunidad de Madrid

Pacientes salvajes

En el hospital de Viñuelas ovíparos, mamíferos y reptiles encuentran el cuidado que precisan. Una vez rehabilitados, el objetivo principal es soltarlos en su medio natural lo antes posible 

Pacientes salvajes
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Nada más llegar al Centro de Recuperación de Animales Silvestres de Madrid (CRAS) en la carretera de Soto de Viñuelas un coche de la Guardia Civil entra por la puerta. Un instante después, sacan del vehículo un mapache. La mayoría de ellos se trae hasta este centro no por las heridas que pudiera tener, sino porque cuando este ejemplar de aspecto similar al tejón crece, los dueños no saben qué hacer con él. Se vuelve excesivamente juguetón, es capaz de subir el volumen de la televisión así como abrir los grifos, y a pesar de su dulce aspecto, sus zarpas pueden ocasionar más de un problema, a medida que se va volviendo más agresivos. Es entonces cuando los dueños deciden en el mejor de los casos llevarlo a un centro de especies exóticas; en el peor, lo abandonan, a pesar del daño que esta alóctona pueda ocasionar, al tratarse de una especie de gran poder colonizador que puede afectar negativamente a la fauna autóctona por competencia, predación y transmisión de parásitos.
No es el único mamífero carnicero originario de América del Norte de este centro ni tampoco el único ejemplar invasor. Ya que, aunque no sea su finalidad principal, este centro acoge también animales exóticos que, de ser liberados al medio natural, constituirían una amenaza para la biodiversidad autóctona. Si bien el objetivo principal aquí consiste en curar y rehabilitar a los animales silvestres –y autóctonos– de la región, que son la mayoría, para después poder realizar su suelta en el medio natural lo más pronto que se pueda con el fin de evitar que los ejemplares se acostumbren al hombre y a la comida gratuita. Son salvajes y han de seguir siéndolo por su bien. Y eso se consigue con la mayoría de los que hasta aquí llegan.
De ahí que el centro no esté precisamente repleto, sino más bien lo contrario. Primero, porque es bastante nuevo, segundo porque el objetivo es devolverlos al medio natural lo antes posible una vez curados y tercero «porque este centro se construyó como una de las medidas compensatorias por la construcción de la T4 del aeropuerto de Barajas, y por ende tiene que tener espacio suficiente para posibles incautaciones que se realicen en las instalaciones de Aena», explica Felipe Ruza, subdirector general de Conservación del Medio Natural y Calidad del Aire de la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid. Por eso, aunque este centro tiene capacidad para albergar más de 3.000 animales, según la especie, en estos momentos había menos de 200.

Pronóstico: grave
Uno de los nuevos en incorporarse al centro es un ratonero común al que estaban realizando una cura por una fractura en el húmero. Pedro, uno de los veterinarios que lo estaban operando, avanzó el pronóstico: «Tiene una fractura de húmero abierta por choque, puede que con un tendido. Con la cirugía no sabes cómo va a salir. Pronóstico reservado, aunque parece que grave». Y así aparece también en los datos clínicos de su ficha de registro. Deshidratado, fracturado, con lesiones en la boca y alteración en el oído derecho. Pronóstico final, grave. Para su recuperación y futura liberación, durante la operación le pusieron fijadores con rosca para facilitar que se suelten. El objetivo: soldar el hueso. Tiempo de duración de la operación: una hora.
Pero este ratonero no es el único alado del centro; de hecho, la mayoría de los ejemplares que acaban aquí son aves, sobre todo milanos y ratoneros comunes. Las causas de ingreso: por choque con tendidos eléctricos, intoxicación, atropello, disparo, abandono o enfermedad, entre otras. Prueba de ello es el caso de dos cernícalos primillas, ahora pareja, que entraron al centro.

Amor entre curas
El macho ingresó en otro centro por un tiro con fractura del fémur derecho. La hembra, por fracturas múltiples en el fémur y en el tibiotarso derecho. Una vez curados, se decide, al tratarse de dos ejemplares reproductores sin muchas posibilidades de vivir por sí solos (sobre todo uno), traerlos hasta este centro, donde se les dejó tranquilidad absoluta. Con el tiempo se comprobó que a finales de mayo la hembra puso tres huevos de los que nacieron dos pollos a finales de junio. Hoy los pollos ya tienen un tamaño de adulto y hasta el momento las rapaces comparten las instalaciones con sus padres. Y como comen ratones, una forma de reducir el gasto en la alimentación de estos cernícalos es precisamente criarlos y así lo han hecho. Se trata, en definitiva, del primer proyecto de cría en cautividad de ejemplares de una especie silvestre en este centro.
Los hay también que han convivido tanto tiempo con humanos que no nos ven como una amenaza. De ahí que en este centro prime, tras su recuperación, soltarlos lo antes posible. Es el caso de un búho que vive en el centro desde hace tres semanas. Era cetrero y se escapó. Esta rapaz nocturna utilizada para la caza de volatería «se cree que es una persona, por lo que no se puede soltar al medio natural, ya que no ve a los hombres como enemigos», explica una de las cuidadoras. Pero no son los únicos moradores del centro. Buitres negros, corzos, tortugas, serpientes y un largo etcétera, se suman a la lista. También hay espacio para futuros huéspedes, como los cocodrilos que pudieran decomisarse en los aeropuertos. Un hospital, en definitiva, para pacientes salvajes.
 

Si encuentra algún ejemplar herido, antes de hacer nada, llame al 91 276 06 26. Le atenderán las 24 horas del día