Comunidad de Madrid

Toreo en pompa por Jorge BERLANGA

El diputado socialista, Mariano Fernández Bermejo, sigue la corrida con semblante serio detrás de la barrera
El diputado socialista, Mariano Fernández Bermejo, sigue la corrida con semblante serio detrás de la barreralarazon

En estas corridas de expectación retornan los claveles, no con mucho ánimo de revolución pacífica, pero quizás con ganas de ver florecer algo alegre, y ahí están señoritas pidiendo firmas por la libertad de ir a ver los toros, que en estos momentos sería preferible por la entrada libre en Las Ventas más que pagar el oro y el moro en la reventa por la decepción. Lo mejor que tienen estos días es que la plaza madrileña se pone en pompa, las señoras se ponen sus mejores galas y en el aire se confunde el olor del humo de los magníficos habanos con el pefume en el ambiente, Dior, Chanel, Carolina Herrera. Sólo falta que se uniera el perfume del toreo, pero eso ya es otro pedir. Como debe pensar un impenitente Caco Senante, que fuma puros canarios.Las damas en estas ocasiones no aposentan el culo en la almohadilla, sino el pompi, y El Juli muestra su toreo particular, con una forma de poner el trasero en pompa y atrasar la pierna que queda muy resultona para sus seguidores y enerva a sus detractores. La elegancia de Castella es distinta, una «finesse» que no deja de ser un distinguido distanciamiento. En cuanto don Daniel, no es Lucky Luque, el hombre más rápido que su sombra, pero a eso va.Al embajador de Francia, Bruno Delaye, el gran oso plateado, lo raro es no verlo, porque te lo encuentras en todas partes. En ausencia de lento temple hay que ser veloces, como el Pera, el antiguo delincuente juvenil convertido en maestro de pilotos. O viendo a Lucio, igual que Toribio, en lugar de comprar los rabos de los morlacos lidiados para su restaurante, también podía él comprar las orejas que últimamente no se prodigan para ofrecerlas a la plancha en la nueva gastronomía del toro bravo. Al final lo mejor es hacerle caso a Paco García, nuevo director de la banda de la plaza, y salir por la calle de Alcalá con los nardos «apoyaos» en la cadera.