Presentación

Poner en valor

La Razón
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Desde la publicación de «El capital» (1867), de Karl Marx, hasta la aparición de «La aldea global»(1962), de McLuhan, la realidad social ha sufrido un cambio radical. Vivimos en un mundo globalizado con un mercado de valores también global. Pero no sólo hay un mercado de valores, sino también valores en el mercado. Ha surgido una nueva realidad para la que carecemos de expresión propia. Por ello, se ha importado la locución «poner en valor» (del francés «mettre en valeur»), usada entre políticos, economistas y el común de la gente. En el «Diccionario del español actual» (1999), de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos, aparece con el significado de «hacer que algo sea más apreciado, resaltando sus cualidades». Ilustran dicho uso con un ejemplo del diario extremeño «Hoy»: «La plaza de San Pedro de Alcántara será una de las zonas afectadas por la acción futura de la Dirección General de Bellas Artes en relación con la puesta en valor del recinto amurallado de Plasencia». Con todo, la realidad que con ella se da a entender no es tanto hacer apreciar las cualidades de la muralla como su puesta en valor hacia fuera. En efecto, la locución alude a un proceso de resignificación propiciado por acción administrativa de la puesta en valor de la muralla como patrimonio y facilitado por la ruptura en la continuidad del sentido de lo que siempre había sido el uso del recinto. Significa poner en valor (hacia fuera) los elementos culturales menos tangibles en tanto valores vividos o recordados (hacia dentro) por las gentes del lugar. Pues bien, algo similar necesita hoy España. Poner en valor intangibles como la muralla del esfuerzo y ahorro, de la educación y solidaridad, y de la Constitución.