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Sanidad amplía a niños y pacientes sin cáncer los cuidados paliativos

La nueva Estrategia de Cuidados Paliativos, a la que ha tenido acceso LA RAZÓN, estará vigente hasta 2013.

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MADRID- Anunció una ley de muerte digna para marzo de 2011, pero antes de ello habrá un nuevo documento para la atención de los enfermos terminales. El Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad ha decidido volcar sus miras hacia el final de la vida de los pacientes. Ya lo hizo en 2007, al aprobar una Estrategia en Cuidados Paliativos con resultados muy dispares entre las autonomías, y ahora se propone renovarla para el período 2010-2013.

El documento, que podría salir adelante el próximo jueves en el Pleno del Consejo Interterritorial, después de que Sanidad informara ayer a las comunidades, recibiendo algunas objeciones, aboga por generalizar dichos cuidados para todos los pacientes que lo precisen, especialmente a los inmersos en procesos crónicos no oncológicos y a la población pediátrica. «Aunque los planes o programas autonómicos de cuidados paliativos incluyen a los pacientes no oncológicos entre su población diana, el número de incluidos es aún reducido», subraya el texto, añadiendo sobre la población infantil que «a pesar de los rápidos avances, los cuidados siguen representando una importante asignatura pendiente».

La Estrategia, que consta de 62 páginas, y a la que ha tenido acceso LA RAZÓN, se detiene también en el derecho a la información de los enfermos, y lo considera «un objetivo clave». Después de remarcar las diferencias autonómicas a la hora de abordar este asunto, el documento de Sanidad recomienda la inclusión de un «apartado específico» en las historias clínicas, en el que «se hará constar el proceso de información al paciente, así como sus deseos expresados en relación con el cuidado, lugar de preferencia de la muerte y aquellos otros relacionados con los objetivos específicos perseguidos».


Un lugar adecuado
En este capítulo, defiende que la información respete «los sistemas de creencias, preferencias y valores de los pacientes y familias», y añade que «el proceso de información se realizará de forma progresiva, en un lugar adecuado, cuidando los aspectos psicológicos, emocionales y existenciales», y supervisado «por un profesional con experiencia». Además, añade que «la información será progresiva, adaptada al proceso de afrontamiento de la situación», y que se respetará el derecho expresado por algunos pacientes a no ser informados. «En el caso de la población infantil y los adolescentes, la información se hará adaptada a su edad y teniendo en cuenta sus deseos y necesidades».

La Estrategia también aboga por fomentar la participación activa del paciente o persona en quien él delegue en la toma de decisiones sobre su proceso y el lugar de su muerte», remarcando que habrá que dejar constancia de ello en la historia clínica.

La Estrategia precisa asimismo que «el paciente podrá designar un representante, que actuará como interlocutor con el equipo médico, en el supuesto de que no desee participar de forma activa en la toma de decisiones. Si no puede manifestar su voluntad –prosigue–, la participación en la toma de decisiones se llevará a cabo a través de la familia, salvo que el paciente hubiera designado un representante interlocutor en las instrucciones previas o voluntades anticipadas, en cuyo caso la participación se llevará a cabo con este último». Finalmente, asegura que los profesionales que intervengan en el proceso de información al enfermo «deberán aportar información de forma clara y suficiente, permitiéndole expresar dudas y temores, resolviendo sus preguntas y facilitándole el tiempo necesario para que reflexione».