México
Riviera Maya: El enigma del pasado
Lejos de los complejos de todo incluido, Riviera Maya esconde muchas más opciones que unos días de sol y playa en calas vírgenes. Aquí hay historia, enigmas, naturaleza...
Antes de empezar, una aclaración necesaria: el único nexo entre Riviera Maya y Cancún es que comparten aeropuerto internacional y que son dos de los destinos turísticos más visitados y apreciados de México. Dicho esto, lo siguiente es situarnos. La Riviera Maya es una zona costera caribeña, situada en el estado de Quintana Roo, en el extremo oriental de la península de Yucatán, con una extensión de 130 kilómetros de blancos arenales que se extienden, de norte a sur, desde la localidad de Puerto Morelos hasta Punta Allen.
Desde su creación como destino turístico en 1999, Riviera Maya no ha dejado de sorprender a propios y extraños consolidándose como uno de los destinos preferidos para millones de turistas. Según viajamos hacia el sur vamos dejando atrás los enormes complejos turísticos y van apareciendo pequeños pueblos con encanto, bañados por incontables playas vírgenes, casi solitarias. El mar, cálido y de una transparencia casi insultante, esconde el segundo arrecife de coral más grande del planeta. Y por si todo esto fuera poco, todavía nos queda la casi impenetrable jungla que lo cubre todo de verde y que está llena de misterios y sorpresas, como los cenotes y algunos de los vestigios arqueológicos más importantes de la cultura Maya.
Dos joyas de los Mayas
Sin duda alguna, la imagen iconográfica con la que todos relacionamos a la Riviera Maya es la de Tulum. Esta fortaleza fue la única construcción que los Mayas realizaron junto al mar y está asentada sobre un pequeño acantilado bañado por aguas azul turquesa. No son, ni mucho menos, las ruinas más grandes ni las más impresionantes, pero el enclave elegido es simplemente insuperable. Por sus pequeñas dimensiones, la visita a estas ruinas no requiere demasiado tiempo, salvo que se quiera aprovechar para darse un baño en la maravillosa playa situada al pie del acantilado. Un consejo para el viajero es llegar lo antes posible para evitar las aglomeraciones a media mañana.
Pocos kilómetros tierra adentro nos aguarda Cobá, la que fuera la ciudad Maya más grande del periodo clásico. Sin ser un recinto tan majestuoso como Chichén Itzá, su gran atracción es Nohoch Mul que, con sus 42 metros de altura, es la pirámide más alta de todo el Yucatán. Tras escalar por sus 120 escalones –en bastante buen estado– las vistas que nos aguardan son impresionantes: un verde tapiz de vegetación hasta donde alcanza la vista. El descenso es complicado, debido a la gran inclinación de la escalinata, y no es apto para los que sufren vértigo. No es raro ver a gente que baja sentada, arrastrando el cuerpo de escalón en escalón.
Nadando entre tortugas
Akumal es una tranquila población que cobró fama entre los buceadores de todo el mundo gracias al descubrimiento, en 1926, de un galeón español hundido. Es una de las más gratas sorpresas que nos reserva la Riviera Maya, no solo por poder descubrir su interesante fondo marino sino por la posibilidad de nadar entre enormes tortugas marinas. No en vano, Akumal significa «tierra de tortugas» y es todavía uno de los lugares preferidos por estos bellos animales para desovar. Muy cerca de esta playa se encuentra la laguna de Yal-kú, un lugar mágico y escondido. Pocas experiencias son comparables a practicar snorkel en esta caleta conectada al mar, donde se juntan el agua dulce con la salada. Su poca profundidad, la gran transparencia del agua y su tranquilidad se juntan para que éste sea un lugar donde nadie puede resistirse a un chapuzón rodeados de cientos de peces multicolor. ¿Quién dijo que en Riviera Maya sólo había opciones de sol y playa?
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