Asamblea de Madrid
El personaje de la semana: Esperanza Aguirre
La huelga general del 29-S tenía que ser arrolladora en Madrid, precisamente donde se han roto los dientes. Primero por la publicidad inherente y gratuita; segundo por su carácter de locomotora regional con un mayor PIB y menos números de parados y tercero por estar gobernada por el Partido Popular con Esperanza Aguirre en vísperas de primarias electorales. Esperanza no ha levantado la voz, ha negociado y ha decidido como suele hacer habitualmente. El aborrecimiento que despierta en la izquierda es comprensible por el éxito de su gestión, y pese a la cicatería del Gobierno a librar los fondos que le corresponden a Madrid, ha hecho obras públicas, mejorando infraestructuras y creando empleo. La exasperación electoral lleva a la aspirante Trinidad Jiménez a denunciar una crisis sanitaria cuando Aguirre parece no hacer otra cosa que proyectar e inaugurar hospitales: ocho. Esta huelguita pretendía, entre otras cosas, poner patas para arriba la autonomía madrileña y dejar a su presidenta como un muñeco de guiñol. No han podido tocarla ni con el pétalo de una rosa, y, sí, su imagen ha quedado reforzada.
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