Estado Mayor de la Defensa
Influencia Real
La sorpresa de los papeles secretos de la Embajada de Estados Unidos es el Rey. Los despachos desenmascaran sin contemplaciones al presidente del Gobierno y a sus ministros y colaboradores más cercanos. Con sus pocas luces y sus muchas sombras. En cambio, Don Juan Carlos se agiganta en esos cables confidenciales. Es el único que se salva por su simpatía y por su astucia como persona y como hombre de Estado. Por si había alguna duda de hasta qué punto el Rey es lo más valioso y fecundo que tiene España, Wikileaks lo confirma. El Rey es, para los americanos, más listo que los conejos. Donde los intereses de España y Estados Unidos coincidan, «puede ser un excelente aliado», en palabras del embajador Eduardo Aguirre. Pero que nadie se lleve a engaño: «Su disposición es buena pero siempre actuará en beneficio de lo que Él perciba que más conviene a España». A punto ya de marcharse, el embajador Aguirre avisa al departamento de estado: «el Rey intentará cautivar a sus interlocutores rebajando el nivel de formalidad y protocolo para hacerles sentirse cómodos». Pero esa actitud tiene un objetivo: «hacerse con las riendas de cualquier asunto». Los americanos lo tienen claro: el Rey posee un fino instinto que le permite captar lo esencial de las cosas. Sabe escuchar, oír, comprender a los españoles. Y tiene una paciencia infinita. Sabe esperar para llevarse el gato al agua.
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