España

Olimpiadas broche de plata

La Razón
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El vibrante encuentro de la Selección de baloncesto contra el imbatible equipo de EE UU puso ayer un broche de plata a la participación española en los Juegos de Londres 2012. Es el momento de hacer balance, de revisar la radiografía que unos Juegos Olímpicos representan para la salud del deporte nacional. Y el resultado, aun con la sombra del fútbol –tan sorprendente tras los recientes éxitos de dos Eurocopas y un Mundial– sitúa a España en un buen nivel, alejado de la imagen de un país en depresión. Una radiografía que habla de un rosario de éxitos de nuestros deportistas, que regalan una magnífica imagen de España. La que sustentan un total de 17 medallas. Puede saber a poco, pero no siempre es posible mantenerse al mismo nivel, más aún cuando deportes como el atletismo, con una actuación más que discreta que debe hacer reflexionar a sus responsables, o el ciclismo, no han podido repetir triunfos anteriores.

Con todo, debemos celebrar el éxito de una generación que aspira a más y que ha tenido en las mujeres el mejor ejemplo de superación y de éxito. Porque el brillo ha sido sin duda para ellas, para las deportistas que han demostrado su entrega en vela, en la piscina y en la gimnasia rítmica, en la lucha libre o a bordo de un kayak en aguas bravas. Las mujeres españolas han conseguido unos resultados históricos y nos han enseñado que son más que capaces de llevar su entrenamiento hasta el máximo y de esforzarse para dar los mejor de sí mismas en cada prueba. Gracias en buena parte a ellas, España ha conseguido igualar en triunfos nuestra participación en los Juegos de Atlanta de 1996. Y es sin duda un éxito que todos debemos agradecer a los hombres y mujeres que han portado con orgullo nuestra bandera en Londres, pues dice mucho de la capacidad de los españoles y de las grandes posibilidades de la nación.

Si algo debíamos aprender del medallero conseguido en estos Juegos es que no se trata de un chispazo, de la buena suerte o del esfuerzo puntual de unos deportistas brillantes. El triunfo o el fracaso en unos Juegos se debe al trabajo constante a lo largo de los cuatro años que dura una olimpiada, en la que el espíritu de sacrificio de nuestros atletas debe estar acompañado por el apoyo real y eficaz de todos los españoles. Las medallas de los próximos Juegos comienzan a ganarse desde hoy mismo. Por eso, cuanto mayor sea el apoyo, público y privado, que reciban nuestros deportistas; cuanto mayor la conciencia nacional de una cultura deportiva común; cuanto mayor el convencimiento de que somos una gran nación capaz de vencer cualquier reto al que nos enfrentemos, mejores serán nuestros resultados y mayor la cosecha de éxitos en la próxima cita de Río de Janeiro de 2016.