Crítica de libros

Los efectos del acoso mediático: del miedo a la paranoia

La Razón
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Madrid- Telma Ortiz parece haberse propuesto blindar su figura frente a los medios de comunicación como sea. Por lo visto, es tal el interés mediático hacia su persona que la situación podría haberla superado hasta el punto de convertirse en un infierno para la joven. Su rechazo hacia la prensa rosa le ha llevado a encararse con los periodistas y fotógrafos, y a protagonizar titulares todavía menos deseados. Su relación de amor-odio con la prensa del corazón no le facilita las cosas, y es que a pesar de que al principio fue admirada por su elegancia y su dedicación a labores humanitarias, en los últimos años, la situación se tornó compleja, tras la demanda que interpuso contra diferentes medios de comunicación para pedir «la adopción de medidas cautelares por la vulneración del derecho a la propia imagen», y solicitar que se abstuvieran de «captar, publicar, distribuir, difundir, emitir o reproducir» imágenes o instantáneas suyas. Sin embargo, los tribunales desestimaron su petición y fue condenada a pagar alrededor de 10.000 euros por las costas de los abogados. Una indefensión que podría haberle producido una situación de cierta violencia psicológica. «Cuando el desamparo o la indefensión se prolonga en el tiempo es habitual que se produzcan desajustes psicológicos, como, por ejemplo, los procesos depresivos», afirma Wescelao Peñate, catedático del Departamento de Personalidad, Evaluación y TT PP de la Universidad de La Laguna en Tenerife.

Asimismo, Ignacio Calvo, psicólogo especializado en el tratamiento de la ansiedad y el estrés, considera que «la situación en la que se encontró a raíz de que su hermana se convirtiera en princesa, pudo ser para ella un cambio mayor, por la transformación radical que tuvo que vivir en su día a día sin la posibilidad de elegir no hacerlo». Así, baraja la posibilidad de que la joven haya desarrolado un «miedo al acoso de los medios de una forma completamente racional». Prueba de ello sería la «huída» al extranjero junto a Del Burgo para iniciar una nueva vida sin someterse cada día a la presión mediática. «Es una reacción natural como un intento de recuperación de su anonimato aunque cualquier evitación, podría hacer que el miedo se reafirme y se haga más fuerte en nuestro interior», explica. El mantenimiento de esta situación durante varios años, al parecer, puede desembocar en una fobia a salir a la calle. «Puede llegar a sentir paranoia en la medida en que ahora mismo cualquier persona podría ser un paparazzi con los «smartphone» siempre a mano, y quiero pensar que gracias a la capacidad de afrontamiento que haya ido desarrollando Telma, no haya llegado a tal extremo de sentir un acoso imaginado o paranoia», declara. Asimismo, sostiene que otra posible consecuencia que podría haber sufrido es la denominada ansiedad de evaluación. «Sus acciones son evaluadas y criticadas en los medios sin que ella se lucre, de forma que podría aparecer la reacción de la ansiedad, desarrollando problemas de fobia social, esto es, dificultades para mostrarse en público de forma natural y tranquila, sino más bien tensa, bloqueada e irritable». Además, según los expertos consultados, cuando se padece un estrés crónico se suelen desarrollar trastornos psicosomáticos como son afecciones en la piel, problemas digestivos y cefaleas tensionales, entre otros. «Puede que su hermana haya recibido la joya de la corona por deseo propio, pero Telma no ha tenido ni voz ni voto a la hora de elegir las suyas», concluye.