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Ammar Al Wawi : «Parte de la élite siria nos apoya y quiere desertar»

El portavoz de los militares rebeldes recibe a LA RAZÓN en su piso franco 

Ammar Al Wawi : «Parte de la élite siria nos apoya y quiere desertar»
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ANTIOQUÍA (TURQUÍA)- El capitán Ammar al Wawi, «numero dos» del Ejército Libre de Siria (ELS), desertó del Ejército pocos meses después de que estallaran las protestas contra Bachar al Asad. Según Al Wawi, el ELS tiene «más de 50.000 soldados» repartidos por todo el territorio, mientras las Fuerzas de Seguridad nacionales las forman «300.000 militares y un millón de milicianos ‘sabiha' (los matones de Asad) y de ‘muhabarat' (servicios secretos)».

«Antes de las revueltas, el régimen controlaba todo y a todos. Unos trabajaban para ellos y los otros eran vigilados por el régimen. No había respeto a las leyes ni a libertad, la sociedad estaba controlada por las Fuerzas de Seguridad, que tenían total libertad para represaliar al pueblo sin castigo alguno», explica a LA RAZÓN Al Wawi desde su refugio en la localidad de Antioquía, al sur de Turquía. El militar desertor vive ahora con su mujer e hijos en un piso franco, bajo el beneplácito del Gobierno de Erdogan, quien ha tomado un papel central en la ofensiva diplomática contra la represión del régimen sirio.

Al Wawi no tiene miedo y está dispuesto a sacrificar su vida por la revolución. No oculta su odio a Bachar al Asad, del que tiene un pin con su busto enganchado en una de las chanclas de goma que utiliza para ir al cuarto de baño. «Cuando empezó la revolución estaba muy contento porque era una revolución del pueblo, de los civiles. No era una revolución militar. Era una revuelta popular. Nosotros nos pusimos de parte del pueblo y apoyamos su levantamiento cuando las fuerzas del régimen empezaron a asesinar a los civiles», manifiesta a este diario el portavoz del ELS.

«Desde el primer momento de las protestas populares, el régimen comenzó a asesinar a los civiles que salían a la calle a manifestarse. Se nos ordenó que matáramos a todo aquel que fuera en contra del régimen», continúa Al Wawi. Cuando desertó, escapó a Jabal Zawiya, donde recibió la protección de los vecinos que le dieron cobijo a él y su familia. «Cogí mi Kalashnikov para defender a los civiles y protegerlos en las manifestaciones», insiste antes de agregar que «cuando el régimen tenía conocimiento de que los desertores del Ejército estábamos escondidos en cualquier parte del país enviaban tanques y tropas para atacar el área y destruirlas». Entonces, decidieron que para proteger a los civiles no podíamos seguir allí y salieron de las áreas urbanas con el objetivo de que las fuerzas leales al «rais» sirio no atacaran los barrios donde ellos estaban ocultos y se refugiaron en las montañas, «pero seguíamos protegiendo a los civiles en las manifestaciones y luchábamos contra las fuerzas del régimen y las milicias ‘sabiha'», apunta el militar desertor.

Al Wawi defiende que, como Ejército Libre que son, «estamos al lado del pueblo para apoyarlo, no tenemos ninguna motivación religiosa ni apoyamos a ningún partido político». El «número dos» del ELS denuncia, además, que el Gobierno sirio está ejerciendo terrorismo de estado porque «mata mujeres y niños o a cualquier que proteste contra ellos».

También explica que muchos de los militares que querían desertar eran arrestados, y los ponían «tumbados delante de los tanques para que todo el mundo viese cómo los blindados pasaban por encima de ellos y así aterrorizar a la población para que no se uniera a las protestas», recuerda con horror el militar rebelde.

Sin ideología ni religión
Al Wawi denuncia que el régimen está utilizando todo tipo de tácticas sucias para acabar con la insurgencia. «Muchas veces el Ejército utiliza los vehículos para repartir comida y entran en las zonas urbanas y disparan a la gente», precisa, para luego añadir que «utilizan todo tipo de vehículos, como por ejemplo ambulancias, coches civiles, taxis, coches de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, utilizan todo lo que está en sus manos para aplastar la revolución». Y advierte de que el uso sistemático y desproporcionado de la fuerza supone un coste para el «rais» árabe. «Haciendo esto lo que consiguen es que cada vez sean más y más las personas que se unen a la revuelta», prosigue.

Asimismo, el Gobierno sirio ha repartido carnés del Ministerio del Interior a los soldados para que parezcan que son policías. «Les da la acreditación de la Policía y los viste con los uniformes azules, cuando en realidad son militares o son milicianos ‘sabiha'. Lo hace con el objetivo de engañar a todo el mundo, incluso, a los periodistas», denuncia. Las únicas armas con las que cuenta el Ejército Libre de Siria son los viejos AK-47, mientras que el Ejército regular tiene de todo, aviones de combate, tanques, armamento pesado y barcos de guerra.

El capitán Al Wawi afirma que tienen contactos dentro del régimen que apoyan al ELS, pero aún no han desertado. «Hay muchos oficiales dentro del Ejército que nos venden las armas porque son corruptos. Los oficiales que nos venden las armas y las municiones no tiene ética y solamente les interesa ganar dinero. También, a veces, tomamos arsenales para conseguir armas», explica el militar rebelde.

El Ejército Libre demanda a la comunidad internacional zonas de exclusión aérea y corredores humanitarios para ayudar a los civiles que se encuentran en una situación desesperada dentro del país. Al Wawi asegura que todos militares rebeldes son sirios «desde los altos mandos hasta los soldados rasos». «En nuestro ejército no hay ningún combatiente de Afganistán, ni milicianos libios», insiste, a diferencia, precisa, del conglomerado de fuerzas que luchan en favor del régimen de Bachar al Asad. «Utiliza a las Fuerzas de Seguridad iraníes, a la milicia [libanesa chií] Hizbulá y también a los combatientes del grupo de Muqtadar al Sader y el PPK ha empezado a apoyar al régimen para que los Kurdos estén de su lado», subraya al Wawi.

«Asad ha matado a tanta gente que su final debería ser peor que el de Gadafi. Tanto el Consejo Nacional Siro [el órgano opositor de carácter civil de mayor influencia] como el Ejército Libre y el pueblo sirio han decidido derrocar al régimen, por lo que no es posible un acuerdo. No hay ninguna opción para entablar una negociación», sentencia el rebelde sirio.

 

Perfil
El capitán rebelde Idlib
Ammar al Wawi, de unos 40 años, era capitán del Ejército sirio en la localidad de Binnish, en la provincia de Idlib. También era funcionario del Ministerio del Interior. Ahora vive en el norte de Antioquía con su mujer y sus tres hijos pequeños, uno de ellos de apenas cuatro meses. Su vivienda, temporal, es un piso franco, bajo la tutela del Gobierno turco. El capitán dispone de varios teléfonos Thuraya para no ser localizado por los servicios secretos. En su círculo íntimo está el sobrino rebelde del ministro del Interior sirio.