Hamás

Tenía que suceder

La Razón
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Terrorismo y democracia son incompatibles y esta contradicción se hace visible, aunque persigan el mismo fin quienes practican la violencia y quienes utilizan métodos democráticos. Se ha visto en todo el mundo y hace unos días en Palestina, donde horas antes de que comenzara una nueva ronda de conversaciones de paz en Washington Hamas asesinó a cuatro civiles israelíes. Es obvio que su pretensión era torpedear las conversaciones entre las dos partes para lograr pacificar la región. Abbas, convencido de que el boicot en forma de atentado procede de Hamas, controlador de la franja de Gaza desde hace tres años, no dudó en poner a trabajar a su Policía para intentar detener a los autores de los asesinatos y parar la intencionada agitación de Cisjordania. No obstante, la Autoridad Palestina recordó que la zona en la que tuvo lugar el acto violento se halla bajo jurisdicción israelí. Y lo ha hecho porque Abbas se encuentra entre la espada y la pared. Por un lado están Hamas y el mundo islamista ortodoxo-radical, que los apoya, y por otro el proceso de paz que él desea llevar a buen término. De hecho, Abbas condena todos los ataques que tengan por objetivo civiles palestinos e israelíes, que en ningún caso pueden ser considerados como actos de resistencia. La OLP pretende conseguir apoyo internacional para las peticiones de los palestinos y estas acciones torpedean no sólo el deseado proceso de paz sino también las instituciones existentes.