Salamanca

Cae el primer museo por la crisis

Nació hace diez años con el objetivo de conservar la obra de Eduardo Chillida. Ayer, la familia del escultor anunció su cierre inminente. No es el único centro español de arte contemporáneo que está herido de muerte.

Jorge Galindo, en el Musac de León
Jorge Galindo, en el Musac de Leónlarazon

El cierre del Museo Chillida-Leku era la crónica de una muerte anunciada. La familia del escultor, pues el centro se nutre de financiación privada, había solicitado ya en repetidas ocasiones la ayuda de las instituciones públicas vascas con el objetivo de poder capear un temporal, el de la crisis, que cogía velocidad de crucero por momentos, aunque otros apuntan a un agotamiento del modelo de gestión. De hecho, los contactos con la Diputación de Guipúzcoa se habían intensificado en el último año y se barajaba, como posible alternativa, abrir las salas a la obra de otros artistas.


Ayuda insuficiente
La dirección del centro ha puesto sobre la mesa un Expediente de Regulación de Empleo temporal que afecta a los 23 trabajadores del centro ante la situación de «déficir recurrente» que padece el organismo y que «se ha agravado por la situación económica general». El alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, lamentó la situación y dijo que es «consecuencia lógica de las insuficientes ayudas institucionales a un equipamiento cultural de rango europeo». Recordó que la aportación en los últimos nueve años por parte del consistorio ha sido de 77.000 euros para la realización de actividades dirigidas a los escolares a cuenta de los presupuestos municipales, «lo que la convertía en la única institución pública que aportaba dinero a Chillida Leku».

Los visitantes del centro, el cuarto más concurrido del País Vasco, había bajado este año de 90.000 a 60.000. Ayer, la familia hacía público un comunicado en el que expresaba su pesar por la decisión que se habían visto abocados a tomar. Desde el museo, las explicaciones eran las mínimas: «El cierre se debe sobre todo a los recortes de las instituciones –Ayuntamiento de San Sebastián, Diputación Foral de Guipúzcoa y Gobierno Vasco– al mundo de la cultura en general. Tendrá sus puertas abiertas hasta el día 31 de diciembre y el 1 de enero cerrará, algo que jamás pensamos que podría llegar», aseguraban ayer desde el centro de arte que dos meses atrás había cumplido diez años. Gonzalo Calderón, yerno del escultor, confiesa que «el disgusto ha sido mayúsculo. No queremos hacer declaraciones, pero imagínate después del esfruerzo que ha sido levantarlo y ponerlo en marcha, lo más triste es asistir a su cierre».

La respuesta del Departamento de Cultura del Gobierno Vasco no se hizo esperar y afirman que se encuentra trabajando con la familia Chillida Belzunce para buscar una solución de continuidad para el museo. El departamento que dirige Blanca Urgell lamenta la grave situación en la gestión económica del museo: «Chillida Leku es una de las referencias patrimoniales y culturales más importantes con que cuentan Guipúzcoay Euskadi, y es compromiso de este Gobierno hacer lo posible por su continuidad».


Informe de gestión
Así, el Gobierno de Vitoria trabaja con el compromiso de elaborar «un sólido informe de situación tanto de la gestión del espacio actual como de la propiedad del mismo», informa Efe. Según Cultura, ese informe técnico «ya está concluido y presentado a la familia», con lo que acaba de iniciarse el proceso de negociación «para tratar de buscar una solución» basada en «un modelo de gestión sostenible para el espacio y un estudio de posibilidades de compartir la propiedad patrimonial del mismo» que permita la continuidad del museo. Sin embargo y, desgraciadamente, el Chillida-Leku no es el único centro de arte en la cuerda floja. El Museo José Guerrero en Granada parece tener los días contados. Las muestras de adhesión para que no eche el cierre son diarias desde todas las instituciones culturales, aunque es el mundo del arte quien ha tomado el testigo.

El pasado día 25 una pitada frente a las puertas del mismo reunía a artistas, músicos y escritores ante la necesidad de mantenerlo en la ciudad que vio nacer al artista. La Plataforma Por el Centro José Guerrero se muestra estos días a pleno rendimiento: el lunes solicitaba una reunión con el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, y con el consejero de Cultura, Paulino Plata, para trasladarles su preocupación por su futuro y subrayaba de que «la Diputación Provincial de Granada, que ha ejercido el control del centro, ha informado que embalará la obra y la trasladrá fuera de Andalucía en la semana del 13 al 17 de diciembre». La posible desaparición del José Guerrero se produce tras el desacuerdo sobre el futuro de sus fondos entre la familia del pintor y la Diputación de Granada, quien ofreció gestionar la obra por medio de una fundación pública controlada en un 51% por ella o una privada en la que la Diputación aportaría el edificio actual y determinadas cantidades económicas. La condición, en cualquier caso, era que las obras se quedaran en Granada hasta 2011. La familia Guerrero no ha aceptado la oferta. Y el tiempo corre en contra.


A medio gas y con el agua al cuello
No citaremos al Reina Sofía, aún con los recientes ecos de su veinte aniversario, ni al Prado. Tampoco al Thyssen. Estos tres centros juegan en primera división y, aunque hayan visto reducidos sus presupuestos, la merma no afecta ni al programa general de exposiciones, ni al personal que trabaja en ellos. Pero no es la tónica general en la mayoría de los museos de arte contemporáneo españoles, a los que la crisis ha embestido sin piedad.

- El Musac, de León, es uno de los más castigados. Sus exposiciones se redujeron ya el año pasado a dos, aunque aumentaron sus actividades paralelas. La partida para adquisición de obra pasó de 1,5 millones de euros en 2008 a 300.000 este año; sin embargo, el presupuesto en 2011 será el mismo que el de este año, 4,9 millones de euros.
l El Artium, en el País Vasco, ha reducido sus muestras de ocho el año pasado a 6 este 2010. Y en 2011, a la vuelta de la esquina, la situación no pinta mejor, algo de lo que se lamentan la mayoría de los responsables de los centros de creación.

- La ambiciosa puesta en marcha del TEA (Tenerife Espacio de Arte), con la firma de los arquitectos Herzog & De Meuron, prometía dinamizar el panorama cultural. En 2009 pasaron 250.000 personas por las salas de este inmenso edificio que cuenta con un presupuesto de 3 millones de euros, «lo que nos permite trabajar con dignidad», argumenta su director, González de Durana.

- El futuro del Museo Guggenheim en Urdaibai está, de momento, en «stand by»: «En este momento no toca», declaraba el edil de San Sebastián, Odón Elorza, meses atrás ante lo gravoso que sería poner en marcha un nuevo espacio dedicado a la creación
en plena crisis.

- El Guggenheim de Bilbao
también siente la crisis en sus carnes: en 2011 tendrá un 0,7 por ciento menos que en 2010 y un
9 por ciento con respecto a 2009. En los dos últimos años el presupuesto ha caído 2,5 millones de euros.

- El Domus Artium de Salamanca (Da2) ha recortado sus exposiciones: de 15 se ha pasado a 10. Su director, F. Javier Panera, dice que el 70 por ciento por ciento de los proyectos expositivos son producciones propias o coproducciones. «Está en la propia naturaleza del centro producir proyectos. La pena es que a veces no podemos adquirir las obras que producimos por limitación de dinero».



El detalle
Málaga no tiene subvenciones
Fernando Francés (en la imagen) está al frente del Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, que este año ha mantenido el mismo número de exposiciones «e igual nivel de calidad. El Ayuntamiento ha incrementado el presupuesto un 4%, lo que significa una apuesta por el futuro y marcar la diferencia». Además, todas son exposiciones de producción propia y tres de ellas se han podido vender ya en el extranjero. «Producir y tratar de vender es una manera de no tener que depender de subvenciones y ayudas, algo a lo que estamos demasiado acostumbrados en España», dice Francés.