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Excesos de la Justicia por Iñaki Zaragüeta
Francisco Camps y Ricardo Costa deben tener prácticamente la absolución. Así lo explica mi amigo Rogelio, quien ve ese final feliz por el comportamiento en los últimos días del juez, Juan Climent, y de las fiscales. Sólo así se explica su empeño en prolongar las sesiones. Al no ver clara la culpabilidad, es como si quisieran aplicarles el único castigo a su alcance, permanecer innecesariamente angustiados. Si no ¿por qué la Fiscalía se ha empeñado en leer y oír documentos y cintas de sobra conocidos, en lugar de darse «por reproducidos» como suele suceder?. ¿Por qué el magistrado ha disminuido de forma drástica los horarios?
Tres fiscales. Parot, condenado a 100 años de prisión, tuvo uno. Casi 500.000 euros de gasto. Único juicio televisado en directo del primer al último minuto. Único juicio por cohecho impropio pasivo, como si fueran los únicos políticos con supuestos regalos. Cuatro inspectores de Hacienda. Un perito de la Intervención General del Estado. Comparecencia de 20 policías. 87 testigos. Y todo para una multa de tres a seis meses, en caso improbable de condena. Ni prisión, ni inhabilitación. Ya que estamos en Valencia, recuerdo a uno de sus ilustres, Juan Luis Vives, «tan perjudicial es desdeñar las reglas como ceñirse a ellas con exceso». Eso sí, de nada sirvió que Pablo Crespo dijera que había pagado los trajes. Ni que los inspectores de la Agencia Tributaria plasmaran en su informe, pedido por la Fiscalía, que no se podía demostrar el regalo de los trajes. En fin, habrán obtenido un buen botín, pero ha sido un destarifo. Lo afirmaba el marqués de Sade «todo es bueno cuando es excesivo». Así es la vida.
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