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Dando tumbos
Decir a estas alturas de la película que estamos al borde de un ataque de nervios puede sugerir que estamos ante un argumento repetido. ¡Ojalá fueran así las cosas! El guión no se repite, cada día este Gobierno nos deja muchas sorpresas por su incompetencia, por la falta de coordinación, por una imagen muy deteriorada y por una evidente falta de liderazgo de un Zapatero que ha dejado Marte, pero que su aterrizaje en la realidad ha sido tan brutal que le ha dejado fuera de juego.Fíjense cómo estamos que hasta la izquierda de la izquierda se ha quedado sin argumentos para defender al presidente y a su Gobierno. No es un clamor, es mucho más. No es una corriente, es una auténtica marea. Una avalancha de peticiones. Una necesidad ante una situación de emergencia nacional. Lo ocurrido este martes en el Senado, con un Zapatero noqueado y toda la bancada popular puesta en pie pidiendo la dimisión del presidente, ha escenificado la dura realidad de un Ejecutivo que ha perdido el norte, que no se mantiene en pie y que cada iniciativa que toma se convierte en una nueva polémica.La realidad es que el túnel en el que nos ha metido el Gobierno está definitivamente tapado. No hay luz, no hay oxígeno, ni existen salidas de emergencia. Zapatero ya no es el que era. No aguanta las críticas, ha perdido la cintura del regate corto, ha olvidado la chispa ante los momentos complicados y no ofrece ninguna capacidad de hacer frente a esta crisis política. ¿Es cuestión de idoneidad? ¿Es un problema de estrategia? ¿Ausencia de políticas? Es todo y es nada. Es la dura realidad de un Ejecutivo que ha llegado tarde a la crisis y que cuando lo ha hecho ha actuado de tal manera que los resultados sólo dejan falta de credibilidad, ausencia de liderazgo y falta total de consistencia.Tenemos un Gobierno que sistemáticamente va dando tumbos; que un día dice negro y al día siguiente dice blanco; que publica en el BOE un recorte del gasto municipal y que tiene que corregirse por la presión socialista; que renuncia sin problemas a sus contenidos ideológicos por imposición internacional y que ha colocado al borde del barranco a la economía española con tanta frivolidad como desconocimiento.En este punto, con toda seguridad, hay quien pensará que estás líneas están escritas con un afán destructivo y demoledor. ¡Qué más quisiera! Es la triste descripción de una situación económica que hace necesarias y urgentes unas elecciones generales. La legislatura ya ha entrado en esa agonía que provoca un ingente número de daños colaterales y que además provoca un aumento rápido y dañino de crispación. Un ambiente que no azuza la oposición, simplemente es el resultado de un Gobierno inoperante ante la crisis e impotente ante los problemas. España y los españoles no podemos permitirnos el lujo de ver cómo la Moncloa se ha convertido en una barraca de feria.
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