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Cristina Fernández manda a sus «piqueteros» para hostigar a la junta de YPF

Cristina Fernández manda a sus «piqueteros» para hostigar a la junta de YPF
Cristina Fernández manda a sus «piqueteros» para hostigar a la junta de YPFlarazon

BUENOS AIRES- Se enquista el frente abierto entre el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y la petrolera argentina YPF, controlada por Repsol. El Estado argentino vuelve a ejercer presiones a la empresa española con la amenaza de retirarle las concesiones. Pero más allá de las amenazas, los «funcionarios K» han demostrado esta semana que se mueven cómodamente fuera de los despachos, después de que Cristina «soltase» al cancerbero de la Casa Rosada, el secretario de Comercio, Guillermo Moreno –conocido como «el pistolero»– para que recurra a sus habituales métodos.

El representante del Estado en el directorio de la compañía, Roberto Baratta, y el síndico suplente por el Estado, Gustavo Mazzoni, se presentaron el jueves en la sede de YPF junto con altos funcionarios como el secretario de Política Económica y viceministro de Economía, Axel Kicillof.

Como si fueran piqueteros de barrio disfrazados con chaqueta y corbata, los altos cargos solicitaron participar en la reunión que se iba a celebrar, presidida por el presidente de Repsol YPF, Antonio Brufau, y el vicepresidente ejecutivo de YPF, Sebastián Eskenazi. Posibilidad que fue denegada por Brufau y otros directivos. Tras la negativa, los funcionarios gubernamentales rechazaron reunirse con las autoridades de YPF en un encuentro aparte y se retiraron del edificio.

Ayer, YPF defendía la decisión de no dejar participar en la reunión a los altos cargos del Gobierno argentino, ya que no forman parte de la junta, por lo que la prohibición es «acorde y respetuosa» de las normas. Durante la reunión, el presidente de Repsol, Antonio Brufau, lamentó que la petrolera sea objeto de «críticas injustas» y de «amenazas de sanciones o restricciones con dudoso fundamento legal», según un documento de la compañía divulgado en Buenos Aires.

No tardó en responder el Gobierno, asegurando que «no amenaza» a la petrolera YPF, sino que le exige que cumpla las leyes en defensa de los intereses del país. «Lo que nosotros requerimos es el correcto nivel de exploración y explotación de gas y petróleo para que el mercado esté debidamente abastecido con recursos provenientes de los yacimientos nacionales», dijo el ministro de Planificación argentino, Julio de Vido.

El fallido intento de los funcionarios del Gobierno de participar en esta reunión se produce en medio de una escalada de acusaciones por parte del Ejecutivo por una supuesta falta de inversión de la compañía y rumores nunca confirmados ni desmentidos de una eventual nacionalización de la que es la mayor productora de hidrocarburos de Argentina.

Ante estas acusaciones, Repsol ha sido muy clara, poniendo sobre la mesa cifras irrefutables. YPF hizo en 2011 inversiones récord; su esfuerzo para abastecer al mercado local de hidrocarburos ha sido «muy superior» al de otros operadores. De hecho, aumentó sus inversiones en Argentina un 50 por ciento en 2011 hasta alcanzar el récord de 13.300 millones de pesos (3.057 millones de dólares). La empresa afronta, además, complicaciones para hacerse con divisas destinadas a la importación de combustible para atender la demanda local, debido a las restricciones cambiarias impuestas por el Gobierno.

 

Vaca muerta tensa la relación
La guerra entre el Gobierno argentino y la petrolera española, Repsol, se ha recrudecido desde que se descubrió que el yacimiento de Vaca Muerta alberga un tesoro negro. Repsol elevó sus estimaciones de recursos y reservas de hidrocarburos no convencionales en esta formación, situada en la cuenca de Neuquén en Argentina. De acuerdo con los resultados de una auditoría encargada a la firma Ryder Scott, los recursos totales del yacimiento ascienden a 22.807 millones de barriles equivalentes de petróleo (Mbep), de los que 13.700 millones corresponden al área de Repsol YPF. La petrolera asegura que si se confirman las expectativas y se inicia el desarrollo intensivo del área, en diez años se podría duplicar la capacidad de producción de gas y petróleo en Argentina, aunque habría que invertir unos 19.000 millones de euros anuales. En definitiva, no se sabe muy bien quién necesita más a quién. Reservas de petróleo y gas no convencional se están encontrando estos años a gran escala en todo el mundo. Si Buenos Airs no facilita la estancia allí de las petroleras, éstas no tendrán ningún reparo en irse a otros países más estables.