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Fiebre «okupa»
Mientras los «okupas» empleen cinco minutos en invadir una propiedad que no es suya y los jueces tarden casi dos meses en dictar una orden de desalojo, en este país el derecho a la propiedad no estará garantizado, sobre todo si se cuenta con la apatía e indiferencia de una Delegación del Gobierno que permite estas ocupaciones y consiente las manifestaciones de protesta cuando hay una desocupación forzada. El pasado lunes se produjo el desalojo de los «okupas» que habían invadido el Hotel Madrid y el Teatro Albéniz. Rápidamente recibieron el apoyo de sus colegas «indignados» del 15-M y se fueron todos a cortar la Gran Vía y a tomar la Puerta del Sol, que es lo mejor que saben hacer estos «indignados» indignantes; después intentaron «okupar» otro edificio y amenazaron con ocupar uno al día durante 30 días.
Dicen los de la patada a la puerta que lo hacen para realojar a familias que han sido desahuciadas de sus casas. Es loable la generosidad de estos antisistema convertidos en la ONG «Okupas sin Fronteras ni Barreras», pero podrían empezar por darles alojamiento en sus casas, que muchos de ellos las tienen, y en algunos casos amplias y confortables; por facilitarles la ocupación de las casas de sus padres, de su familia, de sus amigos. Sería una forma más fácil y asequible de dar alojamiento al que no lo tiene, pero prefieren invadir la propiedad de otro al que no conocen de nada. Mientras en este país no se produzca la orden judicial de desalojo con la misma rapidez con la que se invade, estos simpáticos muchachitos seguirán gastando el tiempo en dar la patada a la puerta ajena.
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