España
Fiona y su madre disfrutan de Nueva York por Jesús Mariñas
Parece una de aquellas historias para no dormir con las que Ibáñez Serrador creó sus misterios televisivos. Me costaría creérmelo si no me lo contasen sus protagonistas, Fiona y su madre, que sigue pimpante, juvenil y aguerrida como en la época que vivió en Barcelona. Hoy la recuerda con una sonrisa, enjugando su pena, no es para menos: «¡Qué de vueltas da la vida! Vuelve a producirse el dúo Ferrer-Sentís, como en los tiempos en que mi primer marido, el padre de Fiona, formó tándem con Luis Sentís, el hermano de Carlos y el padre de Ivonne», comenta Mietta Leoni sobre una actriz que no pasó de promesa aupada por el peso familiar en una ciudad donde los nombres importan mucho.
Durante la década de los ochenta, Luis Sentís había sido secretario, casi perpetuo, de la Diputación y creo el primer «drugstore» que se montó en España, cuando aquí se desconocían. Los apadrinaron Dalí y el apuesto hollywoodiense George Hamilton que hoy está irreconocible a pesar de su gusto por el bisturí. Ellos marcaron una época pero Ivonne no pasó de joven promesa sin demasiada entidad interpretativa. María Casablancas es tía de John Casablancas, fundador de una de las mejores agencias internacionales de modelos. Por ella pasaron todas las grandes maniquís y, pese al parentesco, nunca ayudó a su prima Ivonne que ahora parece que mantiene muy buena relación con el señor Ferrer. Ella continua aquel pretérito momento del buen textil donde los Casablancas se convirtieron en pioneros, al renovar los telares.
Mietta Leoni es historia viva y encendida: «No supero la muerte de mi marido», dice durante un intermedio de la «Fashion Week» neoyorquino. Aquí se reúnen 80 diseñadores que anticipan las tendencias del próximo año. Custo volvió a sobresalir por su evolución, colorido y su alarde de plumas en faldas y vestidos. Las modelos ya no desfilan en Bryant Park de la 42 con la Quinta Avenida, sino en un costado del Metropolitan Opera, el corazón del cultural Lincoln Center.
El cambio se debió a las constantes protestas que también registró Cibeles cuando se desfilaba en los Jardines de Cecilio Rodríguez. Creció y se amplió. Se colocaron más rampas de entrada para engrandecer a los invitados de cinco estrellas.
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