No es el peor

Un amigo mío decía que si le preguntaban por la lista de sus dictadores favoritos probablemente no sería Gadafi quien la encabezara, sino el presidente de Costa de Marfil, por ejemplo, acompañado de otros 30 sátrapas que masacran a su pueblo, roban, lapidan a mujeres y las tratan como animales de carga y desconocen la existencia de los derechos humanos. En fin, que por lo que a él respecto el líder Libio podría seguir haciendo de las suyas.

Y es que realmente no está claro por qué la coalición internacional se ha lanzado contra este histriónico dictadorzuelo que, según el índice de desarrollo humano de la ONU, ha hecho crecer la esperanza de vida en su país y ha construido el mayor río artificial del mundo para que llegue agua a tierras de secano.

Pero bueno, Occidente, con Francia como principal instigador, sitúa a Gadafi en el número uno de la lista y allí está con todas sus huestes apoyando a una oposición de origen incierto, quizás, islamista, para derrocar al tirano. Se ignora si al final se repetirá la historia y otra vez estaremos ayudando a hacerse con el poder a un nuevo autócrata corrupto y antidemócrata. Y ejemplos hay muchos, pero el más cercano es Afganistán.

Durante décadas, Occidente ha renunciado a fomentar la democracia y se ha tapado la nariz en aras de una presunta estabilidad ejercida con mano dura por Mubarak, Obiang, Ben Ali o el Gadafi de turno; sin tener en cuenta que, cuando no hay democracia, la estabilidad no es duradera y desde luego no frena la llegada del islamismo. Dicen que de todo lo malo siempre se rescata algo positivo. En este caso, que el resto de los tiranos escarmienten en cabeza ajena.