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Historiadores de medio pelo

La Razón
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La polémica artificial que se ha generado con la extraordinaria aportación historiográfica que representa el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia ha puesto sobre la mesa las carencias que existen en nuestro país. Hemos visto cómo alborotaban historiadores de medio pelo que consiguieron la cátedra con unas trayectorias manifiestamente mejorables. Algunos con tesis doctorales sobre sucesos acaecidos en comarcas o trabajos de mesa camilla. Muchos se convirtieron en especialistas sobre la Guerra Civil y el franquismo con un sesgo de izquierdas que les impide cualquier análisis objetivo del triste periodo que va de 1931 a 1975. La Academia de la Historia, empezando por Gonzalo Anes, está compuesta por historiadores de gran calidad y prestigio. No encontramos en ella a historiadores de medio pelo con pretensiones. La otra grave carencia de ese otro sector de la historiografía es su provincianismo e incluso localismo. Nada que ver con lo que existe en Estados Unidos, Francia o el Reino Unido, donde los historiadores estudian el mundo.