Cataluña

Las ayudas del ecoli

La Razón
La RazónLa Razón

A la agricultura española le ha sucedido con Zapatero lo mismo que le ocurrió a la ciudad de Lorca, a los bomberos de Guadalajara, a los regantes mediterráneos, a las familias que tenían su primer hijo o a los jóvenes que buscaban independizarse del seno familiar con alquileres asequibles a sus ingresos. Nada de nada. Es decir, de lo dicho o prometido nada, aunque en el caso agrícola la cosa sea todavía más grave, por no decir patética. Todos sabemos de las terribles consecuencias que tuvo para nuestro campo el caso del E.coli. España acusó el mazazo de la epidemia de esa bacteria con pérdidas que superaron varios miles de millones, pero mientras nuestro Gobierno sólo sacaba pecho en plena crisis, los alemanes, que aún hoy dictan las pautas de la economía europea, cerraban las fronteras a nuestros productos y ensuciaban el buen nombre del sector con acusaciones infundadas sobre los abonos empleados en el cultivo de pepino y el agua usada para su riego. Cuando finalmente se admitió el verdadero origen de la bacteria, que no era otro que el del dedo acusador, nuestros mercados estaban desprestigiados y las pérdidas eran ya milmillonarias. España y otros países afectados fueron indemnizados por el daño causado, un dinero que aunque no devolvía el buen nombre de nuestros productos y del sector, servía al menos para paliar los daños a medianos y pequeños agricultores, muchos de los cuales quedaron arruinados de por vida. De aquellos fondos, que ascendían a 71 millones de euros, sólo se emplearon el 66 por ciento y, de lo que le correspondía a Murcia, únicamente llegó el 87 por ciento. Pues bien, ahora Europa pide que se sancione a los paises que no usaron los fondos y devuelvan los sobrantes a la UE. España está entre los países incumplidores porque el Gobierno no empleó la totalidad de esas ayudas, que era una de las condiciones para poder acceder a ellas. El Gobierno debería dar cuenta del destino que hizo con esos sobrantes, así como explicar con todo detalle cómo se procedió al reparto de las ayudas, pues hubo comunidades, como la andaluza o la murciana, que no recibieron todo el dinero, mientras que otras, como Cataluña, gastaron más del que les tocaba. Es lo mismo que sucedió con Lorca o Guadalajara. Menos mal que se acaba la pesadilla.