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El chapuzón principesco de Alberto de Mónaco
Es un clásico por estas fechas y una vez más el soberano monegasco cumplió el rito de darse un baño doble: el propiamente dicho de inmersión acuática y el de masas, a juzgar por la expectación que levantó su zambullida. A pesar de que le hacen falta algunas sesiones de gimnasio, Alberto de Mónaco hizo frente a las bajas temperaturas y disfrutó con un puñado de bañistas que le arroparon. Después se le pudo ver con un albornoz azul disfrutando de unos bailes típicamente hawaianos. Su esposa Charlene, mientras, recogía en Berlín un Corazón de Oro que distinguió su labor solidaria.
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