Elecciones generales

Legislatura de la paz

La Razón
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Amparo Valcárcel, sin cortarse un pelo, tuvo el valor de calificar a Zapatero de «príncipe de la paz». Esto lo soltó sin que se le moviera un músculo de la cara, en el debate de Nieves Herrero, en 13TV. Cierto es que Amparo es una mujer poco gesticulante, pero decía con tal aplomo aquello de la «legislatura de la paz», que si no llegamos a estar allí algunos periodistas que no le toleramos seguir por ese camino, se iba de rositas. Zapatero, una vez constatado que ha sido el peor jefe de gobierno de la historia, ha sido príncipe de muchas cosas: del paro, de la precariedad de la economía, de la ruina de tantísimos empresarios que han tenido que cerrar sus negocios por la situación penosa del país… En cuanto a la «legislatura de la paz», no estaría mal calificar a estas dos últimas de legislaturas del colaboracionismo con el terror, de los pactos que nunca se contaron, de la tolerancia con los asesinos, del «caso Faisán», que sigue sin esclarecerse, mientras sugieren que se siga investigando para ganar tiempo. En estas mismas páginas dije y lo mantengo que tenemos un candidato a la presidencia del gobierno por el PSOE bajo sospecha, pero él sigue tan pancho, sacando vídeos demagógicos, como viene siendo costumbre en cada campaña electoral, con el dóberman en distintas versiones. En la presente, el dóberman es modelo niño. Tan es así que el defensor del menor ha ordenado la retirada de la cinta, por ofensiva y hasta nauseabunda. Aburren, siempre es más de lo mismo, y mientras tanto, el príncipe Zapatero está guardadito en un armario para que no haga que el voto sea aún más escaso para Rubalcaba de lo que va a ser. Legislatura de la paz, claro, por eso todavía las víctimas salen a manifestarse; por eso los «bilduetarras» tiran tartas a la cabeza de Yolanda Barcina.