España

Días de vértigo

La Razón
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Lo dijo con ese atrevimiento tan suyo, hace apenas dos meses, en The Wall Street Journal: «La crisis de la deuda que afecta a España y a la zona euro ha pasado ya». Siempre inmisericorde con los vaticinios de nuestro presidente, la realidad ha vuelto a airear su insolvencia y Europa entera ha tenido que salir al rescate de Irlanda. España no es Irlanda, intenta tranquilizarnos la vicepresidenta económica con esa voz temblorosa. Tampoco Irlanda era Grecia. Y eso mismo piensan los portugueses, ahora los primeros en esa lista de candidatos a caer. Con España detrás. Son días de vértigo. La desconfianza en la deuda española marcó ayer un máximo histórico. El Gobierno no convence a los inversores de que las medidas de ajuste reducirán el déficit y huyen despavoridos. Ése es nuestro problema. Zapatero reaccionó al telefonazo de Obama en mayo con un precipitado recorte de las pensiones y el sueldo de los funcionarios porque no le quedaba otra. Salvado el ultimátum y consciente del coste electoral que conllevan, prefiere ganar tiempo jugando al despiste con el enérgico plan de medidas que necesitamos para esquivar el abismo. La primera, y más importante, decir la verdad a los españoles de por qué estamos donde estamos y cómo podremos recuperarnos. No es un mensaje agradable. Apela al sacrificio de una sociedad acomodada, propone una meta común y exige un liderazgo político de «acentos churchillianos» (Guy Sorman) que en España no se otea siquiera en el horizonte. Se mire a uno y otro lado.