El padre de la indignación por Manuel CALDERÓN

Hace apenas un año apareció en Francia «¡Indignaos!», un opúsculo escrito con claridad impropia entre los ensayistas franceses, quizá porque su tesis era igualmente concisa: hay que construir una sociedad de la que podamos sentirnos orgullosos. Podríamos, a continuación, oír música celestial de no ser porque su autor, Stéphane Hessel, tiene 94 años, y la edad concede verdad. Fue un miembro destacado de la Resistencia francesa y colaborador directo de Jean Moulin, su carismático dirigente. Así empieza el libro, recordando que un día se reunió con De Gaulle en Londres para poner en marcha la redacción de los principios y valores sobre los que se tendría que levantar la democracia de una Francia libre. «¡Indignaos!» ha vendido cerca de dos millones de ejemplares, un éxito tan misterioso como todos, pero en el que algo tiene que ver su impecable sentido común que conecta con amplios sectores de la sociedad, tanto conservadora como progresista, que viven como una ofensa a la inteligencia y a la honradez el enriquecimiento improductivo y la política del bien personal. Se dice que Hessel ha inspirado las protestas del llamado movimiento 15 de Mayo. No lo creo. Cuando una misma idea coincide en el tiempo es porque pugna por salir a la luz.