Artistas
El público sorprendido con Mortier: «Veníamos a sacar las uñas»
"Habrán leído muchas cosas de mí, como que soy un terrorisat", dijo el gestor del coliseo.
«Reconozco que veníamos con las uñas así», dice una señora mientras imita el gesto de un león. Es una sola de las reacciones de los múltiples corrillos que surgieron en las puertas del Teatro Real el pasado lunes tras la presentación que realizó Mortier a los abonados de su primera temporada. «Se ve que va a cambiar por la edad y los problemas que ha tenido en otros sitios», señalaba un señor, de unos sesenta años, que adoctrinaba a su mujer y una amiga dos metros más allá.
«Está más moderado, nos ha venido a decir que va a dejar el modernismo», señalaba otra señora. Otros preferían ser más más cautos: «Hay que verlo todavía, pero parece que habrá más óperas del siglo XX que otros años». En general, todos agradecían el gesto, inédito hasta la fecha, de contar de primera mano a los interesados qué se vería sobre el escenario al año siguiente. Y más con las dificultades idiomáticas que aún tiene Mortier para defenderse en castellano: «Ha hecho un verdadero esfuerzo», apuntaban casi todos. Apenas 500 espectadoresPero también había entusiastas convencidos: «Es un planteamiento nuevo y muy interesante, pero muchos de nuestros amigos no lo van a entender porque son unos carcas», aseguraba una pareja de mediana edad, arrebatados por las explicaciones del belga. El acto comenzó un tanto flojo. Apenas se ocuparon 500 de las 1.700 localidades, a pesar de que el acto era completamente gratuito. Una muy pequeña representación, por tanto, de los 9.000 abonados que pagan su generosa cuota al Real. Mortier, bastante nervioso, comparecía en un escenario a oscuras donde sólo había un sillón de terciopelo rojo y una pantalla gigante. El próximo director artístico y musical del Teatro Real se extendió en exceso con las explicaciones del «Eugeni Oneguin» con el que el Bolshoi abrirá su primera temporada. Menos mal que supo salpimentar sus explicaciones con ironías que evidenciaban sus dotes de «showman»: «Ustedes habrán leído muchas cosas de mí, como que soy un terrorista de lo moderno». Pidió perdón en varias ocasiones por el precario castellano que ha logrado en los últimos meses de clases y prometió mejorarlo para cuando arranque la temporada. «El modernismo por el modernismo no es lo mío», quiso tranquilizar a la platea, pero no negó su predilección por el repertorio contemporáneo y las puestas en escena actuales: «Ver los mismos títulos siempre es una rutina.
La ópera no es un museo», precisó al respecto. Se apoyó en el audiovisual para dar a conocer todos los títulos: «Montezuma», «Mahagonny», «El caballero de la rosa», «El rey Roger», «Werther»... e invitó a Pilar Jurado a cantar un aria de «La página en blanco», la ópera que está componiendo por encargo del coliseo. Y acabó con su proyecto máximo, «San Francisco de Asís», de Messiaen, que se verá la Caja Mágica.
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