Literatura

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La precoz Susan Sontag

Un hijo busca, entre los papeles póstumos de su prestigiosa madre donados a una universidad californiana, comprender la vida de aquélla, la suya propia.

Sontag sentía devoción por Mann
Sontag sentía devoción por Mannlarazon

El proceso es doloroso y tierno al mismo tiempo. Así, los diarios de Susan Sontag (1933-2004) salen a la luz por mediación de David Rieff. Él lee y escoge los pasajes a transcribir; siente pena, pudor, cariño, pero sigue adelante hasta componer el primer volumen de una trilogía que empieza con estos «Diarios tempranos». En ellos se cifra el origen del pensamiento filosófico y artístico de Susan Sontag, el alumbramiento de su homosexualidad y autodestrucción.

En estas páginas –traducidas por Aurelio Major– hay algunas confesiones y relatos pormenorizados de sucesos biográficos, pero la mayoría de las veces su interés reside en apuntes escuetos que reflejan bien el pensamiento de la escritora. De repente, su capacidad de síntesis la lleva a una especie de aforismo: «La vida es suicidio, mediado» (1957) o a esparcir conceptos y autores: «Amor = muerte («dama oscura», femme fatale): Wagner, D. H. Lawrence» (pág. 158). Son ráfagas de impresiones motivadas por una ingente cantidad de lecturas que anota con detalle y que dan cuenta de una tremenda precocidad intelectual.

Sólo es una adolescente, pero su adoración por «La montaña mágica» –«un libro para toda la vida»– y las letras alemanas en general es extraordinaria; de hecho, tendrá la dicha de conocer a Thomas Mann en Chicago en 1949. Todo le llega pronto: su querencia por la música clásica, el campus de Berkeley a los 16 años, la maternidad, un matrimonio absurdo que acaba en 1957... Un sufrimiento continuo apenas salvado gracias a su infinito «éxtasis intelectual», una avidez temprana, enfermiza, que la llevará a convertirse en toda una ensayista y novelista exitosa.



«RENACIDA. Diarios tempranos: 1947-1964»
Susan Sontag
Mondadori
312 páginas. 20,90 euros